215 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CII) – Zacarías (6)

Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno… y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra… Y YHVH será visto sobre ellos… Y los salvará en aquel día YHVH su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra (Zacarías 9:9-16)

         La restauración de la ciudad de Jerusalén no tiene otro objetivo que preparar la venida del Señor. Podemos y debemos focalizar la importancia del advenimiento de Jesús a la tierra como la parte central y gloriosa de los acontecimientos finales y la era mesiánica; pero hay otras piezas de este puzle que forman parte del mismo propósito; uno de ellos, esencial, y del que el profeta Zacarías nos da amplia información, tiene que ver con la restauración de la ciudad de Jerusalén para que reciba al Rey.

En el pasaje que ahora meditamos tenemos las dos venidas del Mesías. La primera ya tuvo lugar, y se cumplió exactamente como lo anunció Zacarías. Jesús entró en la ciudad de Jerusalén sentado humildemente sobre un asno, y al hacerlo se multiplicaron las manifestaciones de júbilo. Una explosión de alabanza y regocijo tuvo lugar en la ciudad del gran Rey en su primera venida. Lo tenemos reseñado con todo detalle en los evangelios (Lc.19:28-48); de tal forma que las autoridades religiosas se alarmaron por el griterío de la multitud y pidieron al Maestro que mandara callarla, pero él no lo hizo, sino que concluyó: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían. El grito de júbilo era: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!  El Príncipe de paz había llegado como salvador para todos aquellos que recibían el reino en sus corazones.

En la misma profecía se nos habla de su segunda venida, en la que hablará paz a las naciones (reino mesiánico de paz); su señorío será de mar a mar; la extensión de su reino alcanzará a todas las naciones como las aguas cubren el mar. Será visto. Todo ojo le verá. Así vendrá, como le habéis visto subir al cielo. Pondrá sus pies en el Monte de los Olivos. Será como un relámpago. Se tocará la trompeta (9:14). A la final trompeta (1 Co.15:52) (1 Tes.4:16). Vida y resurrección van delante de él.

El día viene. El Deseado de todas las naciones llegará. Salvará a su pueblo, y serán enaltecidos en su tierra (16). La redención de Eretz Israel será un hecho. La fusión de Cristo y la iglesia, el Rey de los judíos y su trono en Jerusalén; todo ello se cumplirá como está escrito. Se cumplió su primera venida, se cumplirá la segunda.

         El Rey viene a Jerusalén. Es tiempo de regocijo y salvación en su pueblo.

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