OTRA VERTIENTE DEL MISMO ENGAÑO
Podemos caer en un doble error. Uno: Hacer lo malo con el auto-engaño de que Dios no nos ve. Dos: Dejar de hacer lo bueno porque creemos que Dios se ha olvidado de nosotros. Es proceder bajo la misma premisa que el profeta denuncia: El Señor no nos ve; el Señor ha abandonado la tierra. Precisamente la creencia de que Dios nos ha abandonado conduce a la relajación en las disciplinas y éstas acaban llevándonos a la corrupción.
Podemos caer en el miedo, la duda, incredulidad y desánimo creyendo que Dios no es poderoso para guardarnos en medio de los tiempos que vivimos, y por tanto, caer en el pecado de ignorar lo que creemos, abandonar la fe, debilitarla o mezclarla, y a partir de ahí creer cualquier cosa dando paso a todo tipo de idolatrías.
Está escrito:
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre (Heb.13:5,6 RV60).
He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28:20 RV60).
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos (Rom.14:8 RV60).
No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10 RV60).
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Rom. 8:28 RV60).
Y aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría… (Judas 24 RV60).
… Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis… Pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas (Mt. 6:8,32 RV60).
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Fil. 4:6,7 RV60).
Y el profeta Isaías, anticipándose a nuestros pensamientos de desánimo e incredulidad, nos exhorta: ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: escondido está mi camino del Señor, y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios? ¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable. El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:27-31 LBLA).
Y así podríamos pasar por una infinidad de promesas fieles y verdaderas sobre las cuales sustentar nuestra confianza para no ser atrapados por la atmósfera de inseguridad e incredulidad que nos rodea. Jesús mismo nos dijo: Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención (Lc.21:28 LBLA). ¿A qué cosas se refiere? Señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejidad a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo.
Es una crisis de dimensiones mundiales, incluso cósmicas, que el hombre no será capaz de afrontar; el humanismo será insuficiente, los gobiernos no podrán dar una respuesta satisfactoria a estos conflictos múltiples. Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria… se acerca vuestra redención (Lucas 21:25-28 LBLA). Nuestro socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra (Sal. 121:1,2).
Continuará…