55 – Orando con el salmista

Orando con el salmista - PortadaRespóndeme, oh Señor, pues buena es tu misericordia; vuélvete a mí, conforme a tu inmensa compasión, y no escondas tu rostro de tu siervo, porque estoy en angustia; respóndeme pronto   (Salmos 69:16,17).

Cuando oramos debemos tener un conocimiento básico del carácter de Dios para saber qué podemos esperar. Las Escrituras revelan a un Dios justo, bueno y santo, que no tendrá por inocente al culpable, ni condenará al justo. También es Padre, Dios paciente y de toda consolación. Es misericordioso y compasivo. El salmista lo sabe, por eso se atreve a reclamar una respuesta de Dios basada en su misericordia, su inmensa compasión y conocedor de la angustia del hombre. Es osado. Su oración parece contener cierto tono imperativo, de urgencia y apresuramiento: Respóndeme, oh Señor, respóndeme pronto. No es arrogancia, ni falta de respeto. No denota exigencia sino necesidad. Apela a su carácter bondadoso y conocedor de su situación extrema, de ella surge su apelación para pedir rapidez en la respuesta.

Padre bueno y compasivo, levantamos nuestra oración a ti con urgencia por Israel y nuestra propia nación. Respóndenos pronto, Señor, en el nombre de Jesús.

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