3 – LA CAÍDA

La caídaLucero/Lucifer/Luzbel

¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra tú que debilitabas a las naciones  (Isaías 14:12).

Vamos a introducirnos ahora en el tiempo pre-adámico. La Escritura no nos da mucha información sobre el origen de Satanás y por tanto del mal, pero tenemos al menos dos ventanas abiertas por donde mirar. Una la encontramos en Isaías 14, la otra está en Ezequiel 28. Por ellas trataremos de encontrar respuestas al origen del mal, la naturaleza corrompida que en su origen fue de luz.

La gran pregunta, −que no tiene respuesta en la Biblia−, es cómo pudo originarse el mal en un ser creado por un Dios bueno. La respuesta más cercana que podemos dar es que este querubín tuvo la posibilidad de tomar sus propias decisiones y rebelarse contra el Creador. Pero no nos adelantemos. En nuestro texto aparece la figura de Lucero, que es la traducción al español del término hebreo «helel», que significa «dar luz, brillar». El vocablo proviene del latín y significa «portador de luz». De donde entendemos que Lucifer, −ángel de luz−, fue transmutado en Satanás, que significa adversario, el que se opone.

En el libro de Isaías encontramos algunos datos interesantes de quién era este Lucero. Se dice que fue derribado al Seol por su soberbia. Tu ostentación y la música de tus arpas (Is.14:11 LBLA). La música está relacionada con este portador de luz caído y derribado al Seol. Esta música no podría ser otra cosa que alabanza a Dios. Algún comentarista ha dicho que su mismo cuerpo era música. El texto dice: has caído del cielo, por tanto, estaba en aquel lugar y no puede tratarse de un ser humano sino angelical. Ezequiel le llama querubín (Ez.28:14). Dijiste en tu corazón: subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea (Is.14:13 LBLA).

La rebelión brotó de su mismo corazón para elevarse a un estado superior al que le correspondía, levantar un trono de adoración a sí mismo y sentarse en una asamblea, que no puede ser otra que de seres angelicales. En Apocalipsis vemos que una tercera parte de los ángeles le siguieron en su rebelión (Apc.12:4). Y se añade: me haré semejante al Altísimo. Sin embargo, has sido derribado al Seol, a lo más remoto del abismo (Is.14:14,15 LBLA). Aquí encontramos el origen del mal, que en su inicio fue el pecado de soberbia y rebelión.

         Una personalidad angelical, llamada Lucero o Lucifer, se rebeló contra el trono de Dios queriendo ocuparlo. Este arcángel, lleno de música, dirigía la alabanza en el cielo.                 

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