12 – ANTES DE LA CAÍDA

Antes de la caída (3)Se unirá a su mujer y serán una sola carne

Y el hombre dijo: esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne  (Génesis 2:23-24).

El hombre recibió a la mujer como la provisión de Dios, su ayuda idónea. Supo que había sido tomada de él mismo. Que formaban una unidad. Supo que habían sido creados con capacidad sexual y reproductiva. Que serían padres. Que se formarían nuevas familias y llegado el momento cada hombre tomaría su decisión de dejar a sus padres y formar nuevos hogares uniéndose a su mujer. Todo ello antes de la caída. Una unidad complementaria que partía de uno solo, desdoblándose en dos, para volver a ser uno y multiplicarse de tal forma que llenaran la tierra inmensa que Dios había creado.

El apóstol Pablo nos dice que la mujer es gloria del varón (1 Co.11:7). Que debe amarla como a su mismo cuerpo; «el que ama a su mujer a sí mismo se ama». Esta unidad física constituye una unidad que va más allá del terreno sexual, estableciendo vínculos tan fuertes que nadie debe separar. Jesús lo explica así: «¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y añadió: Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe» (Mateo 19:4-6).

En el principio fue así. Una familia monógama. Un hombre y una mujer unidos en plenitud para dar lugar a la familia. Esta institución es anterior a la caída del hombre en pecado. La familia se establece con anterioridad a la entrada del pecado en el mundo. El placer sexual es anterior a la caída. La capacidad reproductiva precede al gran derrumbe humano. No sabemos si Adán y Eva tuvieron hijos antes de la caída, el texto bíblico parece indicar que fue posterior (Gn.4:1).

Ser fiel a la mujer de tu juventud, la mujer del pacto, −porque el matrimonio es un pacto sellado ante el Creador entre un hombre y una mujer, después de dejar a su padre y madre para formar una nueva familia−, es la voluntad de Dios desde el principio, es agradable a Él y establece las condiciones de equilibrio en una sociedad. Es el mensaje del profeta Malaquías en su libro (Mal.2:14-16). La palabra de Dios pone en evidencia los desequilibrios del hombre y establece el orden a seguir para vivir bajo su provisión y cuidado.

         El hombre, en su origen, aceptó y recibió con agrado la ayuda idónea que el Señor le había provisto.         

Download PDF

Deja un comentario