Los profetas de Israel (XL) – Isaías (26)
Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo (Isaías 52:1)
Un nuevo capítulo del profeta Isaías donde encontramos la liberación del cautiverio de Sion. Ha llegado el tiempo de las consolaciones para Judá. Es tiempo para Jerusalén de despertar vistiéndose de poder y ropa hermosa. Esta ropa recuerda al lino fino, que son las acciones justas de los santos (Ap.19:8). No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero (Ap.21:27). Nuevamente vemos que el lenguaje de Isaías es similar al de Juan. La Sion terrenal fusionada con la celestial. Complementarias.
El profeta anuncia liberación del polvo (figura de esclavitud) y libertad de las ataduras de la hija de Sion (2). Serán rescatados (3). Su pueblo conocerá su nombre (6); tal vez una manera de decir que lo invocarán para ser salvos, y la presencia del Señor se hará presente como respuesta a su clamor e invocación. Invocar es llamar. Luego enfatiza la hermosura de quienes proclaman buenas noticias sobre los montes anunciando paz, salvación, y dice a Sion: ¡Tu Dios reina! (7).
Aquí tenemos otro ejemplo de cómo se ha cambiado el sentido original de un texto por otro que, siendo oportuno, no puede en ningún caso anular el mensaje primario. Es decir. El profeta está hablando de la llegada del reino mesiánico, un reino de paz y buenas nuevas para Sion: ¡Tu Dios reina! Aunque podemos relacionarlo con el mensaje de buenas nuevas del evangelio de Dios a las naciones, −Pablo lo hace en Romanos 10:15−; no obstante, debemos saber que el sentido original es que YHVH vuelve a traer a Sion (8) del cautiverio. Los días de consolación de Jerusalén, liberada de sus soledades y redimida por su Señor (9).
Y continua: YHVH desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro (10). Es el día del Señor. Cuando la gloria del Señor llena toda la tierra como las aguas cubren el mar. Ha llegado la redención final, por ello hay un mensaje a salir y apartarse de las cosas inmundas, salir de Babilonia, purificarse, sin apresuramiento, porque el Señor irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel (11,12). Me recuerdan las palabras del apóstol: el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía (Ap.22:11). En ese día no habrá tiempo para cambios.
Despertar y vestirse de ropas hermosas es prepararse para aquel día.