Los profetas de Israel (XCVIII) – Zacarías (2)
Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice YHVH, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella (Zacarías 2:4,5)
Una primera aproximación al libro del profeta Zacarías pone de manifiesto la gran importancia de la ciudad de Jerusalén en su mensaje. Aparece citada al menos en 36 ocasiones en un libro que tiene 14 capítulos, por lo que hay una media de casi tres menciones por capítulo. Y eso solo en uno de los libros de la Biblia.
Debemos observar la verdad meridiana que la ciudad de Jerusalén aparece como lugar principal en las Sagradas Escrituras. En ellas se menciona la ciudad del gran Rey no menos de 760 veces; si eso lo comparamos con las que aparece en el Corán, libro sagrado de los musulmanes, en el que no aparece ni una sola vez citada por su nombre, podemos concluir la importancia que tiene esta ciudad en los planes del Dios de Israel y para su pueblo, en contraste con la nula citación en las escrituras islámicas. Este hecho incontestable debe hacernos reflexionar en el engaño que esconde la trascendencia que quieren darle hoy en su conflicto con el Israel moderno.
Por su parte la iglesia mantiene unos vínculos históricos innegables con la ciudad por su origen judío. En nuestro texto se dice que un día Jerusalén será habitada sin muros, hecho imposible en los días de Zacarías, cuya muralla fue reconstruía por Nehemías como parte esencial de su supervivencia y restauración.
El muro, dice el profeta, será el mismo Dios de Israel, como lo fue al pasar el mar Rojo y caminar en el desierto; por un lado como nube, y por otro como columna de fuego. El Señor es muro para Jerusalén. Tiene celo por Sion y Jerusalén (1:14) (8:2). Se vuelve a la ciudad con misericordia (1:16). En ella será edificada su casa (1:16). Será consolada por el Señor (1:17); y tiene una llamamiento especial sobre la ciudad (1:17). El Señor vendrá y morará en medio de ella lo cual será motivo de alabanza y regocijo en Sion (2:10).
La ciudad de Jerusalén será el centro alrededor de la cual se juntarán muchas naciones para venir al Dios de Jacob; porque el Señor morará en ella, y conocerán los hijos de Israel y las naciones la revelación que Dios ha hecho mediante sus profetas (2:11).
El Señor poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén (2:12). Y toda boca callará (Hab.2:20) y confesará que YHVH es Señor (Fil.2:11), porque se habrá levantado de su santa morada (2:13). Por ello sus enemigos se violentan contra ella (Sal.83:1,2).
La centralidad de Jerusalén en el pensamiento y los planes de Dios es innegable. La ha escogido para habitar en ella y no la abandonará.