145 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXII) – Isaías (18)

Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo… ellos verán la gloria de YVHV, la hermosura del Dios nuestro. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará (Isaías 35:1-4)

         En el capítulo anterior de Isaías vemos el juicio del Señor contra las naciones, especialmente sobre Edom, que representa al pueblo endurecido, rebelde y enemigo de Israel. En este enunciado encontramos a muchas naciones alrededor del mundo. Es el juicio que precede a la era mesiánica con la que nos encontramos en el capítulo que tenemos para meditar ahora. El Señor está airado contra todas las naciones (34:2).

Habrá una multitud de cadáveres, y los montes se disolverán por la sangre de ellos (3). Los cielos se enrollarán como un libro (4). La espada del Señor juzga con justicia la maldad de los pueblos. Es día de venganza, año de retribuciones en el pleito de Sion (8). No venganza del vengativo, sino el justo juicio de Dios sobre toda impiedad de los hombres que han infringido gran dolor a Israel con maldad y antisemitismo.

El juicio que se menciona tiene unas características que recuerda a tierra en pasto de llamas como consecuencia del fuego producido por las reservas de petróleo. Sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo (9,10). El lenguaje empleado recuerda el juicio anunciado sobre Babilonia.

Junto con este juicio aparece, a renglón seguido, el futuro glorioso de Sion. Todo el capítulo 35 del profeta Isaías lo anuncia. Comienza con el regocijo del desierto, la soledad y el yermo. Se anuncia un florecimiento profuso, un cántico de júbilo por la esperanza largamente anunciada que, ahora, en el reino mesiánico, toma lugar con toda su fuerza. Después del juicio llega el reino de paz y abundante prosperidad para los redimidos de Sion. Para Israel y la iglesia, injertada mediante el Mesías, en los pactos y promesas.

El Señor viene con retribución y pago; porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde los cielos (2 Tes.1:6-8). Es el mismo mensaje del profeta. Dios mismo vendrá, y os salvará (35:4). Referencia inequívoca al Mesías Redentor.

         La justicia de Dios traerá retribución sobre las naciones impías, y recompensa de gloria y reposo para sus escogidos en Israel.

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