7 – DESPUÉS DE LA CAÍDA – El pecado limita la vida del hombre

Después de la caídaEl pecado limita la vida del hombre

Y aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban. Entonces el Señor dijo: No contenderá mi Espíritu para siempre con el hombre, porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días ciento veinte años  (Génesis 6:1-3 LBLA)

Este es uno de los pasajes de la Biblia que gusta a cierto tipo de creyentes, incluso a los incrédulos, para elucubrar con especulaciones acerca de quiénes son los hijos de Dios, si hombres o ángeles. Yo me inclino a pensar que todo el contexto de este pasaje está dirigido a los hombres, hay un juicio a los hombres, por tanto, no veo que los gigantes de la antigüedad tengan que ser el resultado de la unión entre mujeres y ángeles.

Dios dijo: No contenderá mi Espíritu para siempre con el hombre, y limitó su vida a ciento veinte años. De los casi mil años que habían vivido hasta ahora la limitación fue espectacular. Podemos concluir entonces que el pecado limita y acorta la vida del hombre. Pero no solo de los hombres, también de las sociedades, los pueblos, naciones e imperios.

Hay un tiempo cuando el pecado sube delante de Dios de tal forma que le hace intervenir en la tierra. Atrae sus juicios. Esta verdad aparece por toda la Biblia y seguimos ignorándola. Cuando Dios le prometió la tierra de Canaán a Abraham le dijo que tardaría en heredarla, porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí (Gn15:16) (Dt.9:5), por tanto, el juicio fue retenido.

La historia nos muestra que todos los imperios han sucumbido cuando entran en decadencia. Una vez que el pecado se multiplica en la sociedad acaba en el juicio de Dios (Apc.18:4,5). Es la historia de todos los imperios. Ocurrió con el mismísimo templo de Jerusalén.

En el texto que nos ocupa estamos en el periodo anterior a los días de Noé. La poligamia se había generalizado. Los hombres vivían seducidos por la hermosura de las mujeres llevándolo al extremo de caer en una vida sexual desenfrenada. El sexo vino a ser la práctica dominante. Se cometieron todo tipo de aberraciones (Ro.1:18-32). Este desenfreno atrajo el juicio de Dios y limitó la vida del ser humano a ciento veinte años.

La paciencia de Dios tiene límites. Quiere que los hombres vengan al arrepentimiento, pero si traspasamos los límites de su misericordia y gracia entramos irremediablemente en su juicio; somos desechados y podemos entrar en el tiempo cuando no hay lugar para el arrepentimiento. Hoy vivimos de lleno en este peligro.

         La atracción del pecado puede ser tan fuerte que ignoremos el juicio de Dios, y esta ignorancia sea la peor temeridad que podamos cometer.

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