19 – LA REDENCIÓN – Nos gloriamos en las tribulaciones

La locura de la cruzNos gloriamos en las tribulaciones

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza…   (Romanos 5:3,4 LBLA)

La vida cristiana no es solo teología. La gracia, fe, justificación, y redención no son un conjunto de términos abstractos para estudiar en un seminario y auto complacernos en su conocimiento. Tampoco es un cúmulo de doctrinas para echarlas en la cara de aquellos que no piensan como nosotros. Ni tienen solamente un ámbito espiritual que pierde el contacto con la realidad cotidiana.

El apóstol Pablo, después de decirnos que nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios, ahora nos devuelve a la realidad práctica y nos confronta con nuestra tendencia a espiritualizarlo todo perdiendo el componente diario, la realidad práctica, el mundo movible, nuestra cotidianidad en un mundo caído. Inmediatamente introduce el elemento desagradable: Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones.

La gracia de Dios actúa en medio de circunstancias adversas. La verdad del evangelio opera en los creyentes que aún viven bajo condiciones hostiles, en el presente siglo malo, en una generación perversa y apartada de Dios. Nuestra gloria no solo está en Dios, sino también en las tribulaciones. Pretender lo primero sin aceptar lo segundo es engañarnos.

Recibir la palabra de su gracia es salir del dominio de la potestad de las tinieblas y sufrir la confrontación de fuerzas hostiles que se oponen a la verdad. Es el oprobio de la cruz. La vergüenza de un mensaje impopular. Y cuando aceptamos y nos gloriamos en las tribulaciones que siguen a nuestra nueva identidad en Cristo, estamos aceptando el proceso mediante el cual Dios se produce en nosotros un carácter probado. La tribulación produce paciencia. Paciencia con aquellos que aún no han recibido, ni entendido el amor de Dios. Paciencia en medio de las contrariedades por mantener la fe en un mundo incrédulo. Paciencia para perseverar en la prueba por causa de la palabra y que nuestra fe salga refinada como el oro.

Algunos pretenden aprovechar la gracia para seguir pecando, y evitar la tribulación que genera la misma gracia en aquellos que viven bajo sus nuevos principios, los del reino, alejados de la vanidad y la arrogancia de la vida. Pablo trabajó más que los demás por la gracia (1 Co.15:10). Trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí (Col.1:29). Le dijo a Timoteo: Tu, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia (2 Tim.2:1). Por tanto, la gracia no es un lugar para los perezosos, sino para los esforzados y valientes.

         La gracia recibida nos permite gloriarnos en Dios y también en las tribulaciones, produciendo en nosotros un carácter probado.

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