Eventos principales (IV) – Tribulación antes de su venida
Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de YHVH en el valle de la decisión (Joel 3:14) He aquí, el día de YHVH viene, y en medio de ti serán repartidos despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén… Después saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones… Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos (Zacarías 14:1-4) E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo… Y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mateo 24:29,30)
Tribulación antes de su venida
El hombre natural busca seguridad. Los padres anhelan certezas para sus hijos, sus economías y destinos. Las empresas invierten para asegurarse resultados presumiblemente ciertos. La teología también pretende solucionar algunos de los enigmas y zozobras del género humano, uno de ellos elemental, la necesidad de seguridad. La Escritura habla de seguridad en muchos de sus pasajes y contextos, pero generalmente como resultado de un conflicto. No hay seguridad sin batalla. Como no puede haber paz sin haber peleado antes para obtener la victoria que permita asentar nuevas bases de convivencia que establezcan mejores parámetros asegurando un futuro mejor. El ser humano busca y necesita seguridad.
Pero está escrito que vivimos en un mundo movible, donde las condiciones de vida son inciertas y sometidas a cambios. Por tanto, no debemos engañarnos con una falsa paz y seguridad. Fue lo que anunciaron los profetas falsos de la generación de Jeremías. Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz (Jer.6:14 y 8:11). También el apóstol Pablo advirtió en los mismos términos a los tesalonicenses sobre el anuncio de una falsa paz y seguridad de la que hablarán muchos en el tiempo que precede a su venida, para encontrarse repentinamente con destrucción y caos. Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina (1 Tes.5:3).
El corazón del hombre es engañoso y prefiere la mentira placentera, a la verdad libertadora y desafiante. Los profetas, el Maestro, y los apóstoles anunciaron tribulación antes de la venida del Mesías. Advirtieron de tiempos peligrosos. El propósito es no dormir ni ser devorados por los placeres de la vida que adormecen los sentidos. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día (Lc.21:34).
Hoy vivimos en medio de una generación extrañamente confiada, entregada a los placeres y la vacuidad de la vida, viviendo atrapada en un mundo virtual y de ficción que pretende esconder y negar la realidad. Cierta dosis de ocio y recreación es útil y necesaria para soportar la cruda realidad, pero alejarse desmedidamente de ella solo puede conducir al autoengaño nocivo. Hay fuerzas destructivas del alma.
Durante demasiado tiempo se ha enseñado a muchos cristianos a mantener una actitud escapista mediante un arrebatamiento anterior a la gran tribulación, pero las Escrituras dicen lo contrario. Antes de su venida hay una reunión de naciones preparadas para la guerra. Antes que lleguen los días anunciados por Isaías y Miqueas en los que no alzará espada nación contra la nación, ni se ensayarán más para la guerra (Miq.4:3); vienen los días anunciados por el profeta Joel: Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes… forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy (Joel 3:9,10). Luego anuncia la reunión de las naciones en el valle de Josafat para la batalla anterior al día del Señor.
El profeta Zacarías hace constar la reunión de las naciones para combatir contra Jerusalén; la ciudad será tomada, saqueadas las casas, violadas las mujeres; antes que salga YHVH y pelee con aquellas naciones, afirmando sus pies en el monte de los Olivos (Zac. 14:1-4). Por tanto, conflicto y tribulación antes de su venida.
Israel ha vivido siempre en medio de gran oposición. La iglesia viva de Dios también. Hay quien se opone al desarrollo de los hijos de Dios en la tierra, y siempre se coloca delante de la mujer que lo da a luz para devorar el propósito divino (Apc.12:3,4). Herodes mandó matar a todos los niños de Belén y sus alrededores cuando nació el Mesías, y entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada porque perecieron (Mateo 2:17,18).
Antes de nacer un nuevo día hay dolor. Así fue en su primera venida y lo será en su retorno. La vida y la inmortalidad fueron sacadas a luz después de la agonía de la cruz, la sepultura y el descenso a las profundidades de la tierra, para ser levantado en resurrección. El nuevo día que está por llegar no vendrá sin dolor y angustia, pero, como dijo el apóstol, más vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón (1 Tes.5:4). Debemos velar y orar para no caer.
El Maestro lo enseñó claramente en su discurso de Mateo 24. Después de anunciar las señales que preceden a su venida, de reseñar la tribulación en forma de guerras, tropiezos, engaños, incremento de la maldad y muchas otras obras del mal, dice: E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo… y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mt.24:29,30). En la Escritura no existe una venida invisible del Mesías para arrebatar a la iglesia, desencadenar la gran tribulación y volver después de manera visible con la esposa para reinar, sin que los santos hayan pasado en medio de gran tribulación antes de gozarse con el Libertador de Sion.
La iglesia de Dios siempre ha existido y crecido en medio de gran tribulación a lo largo de los siglos. Hoy también. Muchos están siendo masacrados en naciones musulmanas y otras opuestas al Dios de Israel. La Teología Dispensacionalista de los últimos tiempos tiene lagunas insalvables en su desarrollo, sin embargo, se ha establecido como verdad absoluta en ciertas corrientes de pensamiento escatológico.
Invocar y confesar el nombre de Jesús, creer que ha venido en carne, ha muerto y resucitado y volverá para establecer su reino mesiánico siempre ha recibido la oposición de los poderes de las tinieblas.
El Señor hará temblar los cielos y la tierra antes que venga el Deseado de todas las naciones, y llene de gloria su casa (Hageo 2:6,7). Antes de su venida: guerra y tribulación. El Señor sabe rescatar de tentación a los justos (2 Pedro 2:9). Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él (2 Tim.2:11,12). Es necesario entrar en el reino a través de muchas tribulaciones (Hch.14:22). Este es el mensaje en la mayoría de libros de la Biblia. Busqué hace años todos los pasajes donde hay tribulación y padecimientos por Cristo para los justos, y prácticamente en todos los libros del Nuevo Testamento aparecen textos que lo confirman.
Somos del Señor. Si vivimos, para él vivimos; si morimos, para él morimos. Sea que vivamos o muramos, del Señor somos (Ro. 14:8). En el mundo tendremos aflicción, pero el Señor ha vencido al mundo (Jn.16:33). Observa. Ha vencido al mundo, no dice que seamos librados de la aflicción. Jesús por lo que padeció aprendió (Heb.5:8). Primero los padecimientos, luego las glorias (1 Pedro 1:11). El día de su venida está precedido de ira, juicio y guerra (Amós 5:20). Un día de juicio (Joel 1:5; 2:1,11,31; 3:14) (Mal.4:5). El día de venganza (Is.61:2). El Señor pondrá a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos. Los que se la cargaren serán despedazados, todas las naciones se juntarán contra ella (Zac.12:1-3). Guerra antes del reino de paz universal.
No vivimos aún en el Milenio. Esperamos la redención final. El anhelo de la creación es ser libertados de la esclavitud del pecado, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Si el reino de Dios avanza en los corazones de los hombres mediante el anuncio del evangelio habrá más justos y con ellos más gozo y paz (Pr.29:2); pero predicar el reino mesiánico sin el Mesías en Jerusalén es engañar y mentir. Falsos profetas y maestros. Precisamente el tiempo engañoso que precede a su venida. Un tiempo donde la mentira y confusión predominan de forma cotidiana.
No hay mayor tribulación que vivir engañado. La mentira es un poder infernal que conduce a la peor de la esclavitud. La verdad liberta. En el amor no hay temor. Nuestra esperanza no es escapar de la tribulación, sino estar firmes y constantes en medio de ella, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.