52 – LA LUCHA INTERIOR – La respuesta de David a Amalec

Lucha interiorLa respuesta de David a Amalec

Entonces David y la gente que estaba con él alzaron su voz y lloraron, hasta que no les quedaron fuerzas para llorar… Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Más David se fortaleció en el Señor su Dios… Y David consultó al Señor… Y El le respondió   (1 Samuel 30:4-8).

El panorama era desolador. Cuando pasan las hordas de Amalec por un territorio, una familia o una persona, el resultado es devastador. Veamos algunos contrastes. Saúl comenzó su carrera con una victoria sobre Amalec que acabó llevándolo a la derrota final, después de desobedecer completamente la palabra de Dios. Por su parte, David tuvo también sus encuentros con Amalec antes de ser rey, fue atacado ferozmente y expuesto a una prueba devastadora. Sin embargo, una experiencia inicial tan dramática dio lugar a un combate contra Amalec que acabó, siendo ya David rey, sometiendo a las bandas de amalecitas. (David tomó el oro de Edom, Amalec y otros que había sometido 2 Sam. 8:9-12 1 Crónicas 18:11).

Pero vayamos por partes. Veamos cómo reacciona David al dolor de la pérdida. La situación era dramática: lloraron hasta que no les quedaron mas fuerzas para llorar… David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, puesto que todo el pueblo estaba amargado. Y ante este panorama desolador se levanta el corazón de fe de un hombre de Dios: David se fortaleció en el Señor su Dios. He aquí la respuesta del hombre espiritual y renacido. El espíritu toma el control de la situación poniendo su mirada en el Señor y en el poder de su fuerza. Ese levantamiento le llevó a consultar a Dios, no quedó paralizado más tiempo del necesario, si no que «anduvo en el Espíritu» combatiendo las obras de la carne que lo habían atacado.

El Señor le respondió y le hizo entender cómo recuperar las pérdidas para llegar a un final victorioso: David recuperó todo lo que los amalecitas habían tomado, también rescató a sus dos mujeres. Nada de lo que era de ellos les faltó, pequeño o grande, hijos o hijas, botín o cualquier cosa que habían tomado para sí; David lo recuperó todo. Este es el mensaje del evangelio de Jesús. Podemos recuperar, en Cristo, todo lo que el hombre carnal nos ha robado andando en obras pecaminosas. En Cristo, las cosas viejas pasaron, todas fueron hechas nuevas.

         Ante un ataque imprevisto de las obras de la carne debemos reaccionar en el Espíritu recuperando el propósito de Dios con nuestras vidas.

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