No glorificaron a Dios – Ciudades ejemplarizantes – Tiro
Tú, hijo de hombre, entona una lamentación sobre Tiro. Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que comercia con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho el Señor: Tiro, tú has dicho: «mi belleza es perfecta» (Ezequiel 27:2,3 RV2020).
Las ciudades tienen un carácter que las identifica. Hemos visto que Sodoma y Gomorra mantenían un comportamiento pecaminoso generalizado (Ez.16:49,50) que finalmente subió hasta el trono de Dios y se emitió sobre ellas un juicio inexorable (Gn.18:20,21; y 19:12,13). Por su parte la ciudad de Nínive pudo escapar durante un tiempo del juicio divino en días del profeta Jonás, sin embargo, sucumbió varias generaciones después en el juicio anunciado por Nahúm.
La ciudad de Tiro, capital de la antigua Fenicia, aparece en varios libros proféticos. En ellos podemos ver la importancia que tuvo el comercio que predominó durante siglos y su influencia sobre muchas otras ciudades y naciones de la cuenca mediterránea, incluida nuestra Hispania. La habilidad de los fenicios para el comercio hizo que sus grandes ciudades, Tiro y Sidón, fueran durante mucho tiempo ejemplo de prosperidad y riqueza. Parece inevitable que con la abundancia y prosperidad de las ciudades y naciones vengan también la soberbia y la arrogancia, cayendo finalmente en comportamientos corruptos que atraen el juicio de Dios.
Está escrito que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. La ciudad de Tiro llegó a unos niveles de arrogancia insoportables en el trono celestial, de tal manera que su príncipe es confundido en el texto del profeta Ezequiel con el mismo querubín protector (Ez.28:14). El deterioro progresivo de esta ciudad, que disfrutó de una influencia y poder confundido y mezclado con la potestad luciferina, la llevó finalmente a levantarse con un carácter soberbio que aceleró su decadencia y ruina.
Una vez más la ingratitud dio lugar a creerse superior, de una belleza inigualable en comparación con otras ciudades y pueblos, que la condujeron a su desaparición de la escena internacional. Ezequiel lo confirmó con estas palabras: vendrás a ser espanto, y para siempre, dejarás de ser (Ez.27:36). La historia confirma la caída de influencia de Fenicia, dando paso al dominio de otras ciudades como Cartago (fundada por los mismos fenicios), y especialmente Roma.
Hoy asistimos al predominio económico, político, cultural e ideológico de algunas ciudades modernas, que salvando las distancias, cometen los mismos errores de antaño. La soberbia acaba apoderándose de muchos de sus ciudadanos, imponiendo sobre los demás pueblos su dominio nocivo y finalmente devastador. Aprendamos bajo el temor de Dios.
La soberbia y hechizos de Tiro la condujeron a su perdición sin remedio.