GRATITUD Y ALABANZA (97) – Enseñanza apostólica (11)

GRATITUD Y ALABANZA - 1LAS CARTAS – Enseñanza apostólica (11)

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios… con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz… abundando en acciones de gracias… y sed agradecidos… Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias (Colosenses1:3,12;2:7;3:15;4:2).

En la carta a los colosenses tenemos otro máster apostólico sobre la vida de oración y acción de gracias. Como hemos ido viendo siempre aparecen juntas: Oración y gratitud. Alabanza y acciones de gracias. Una escuela fundamental de la enseñanza apostólica. La oración, alabanza y gratitud es una forma de expresión inequívocamente cristiana. Estas disciplinas nos adentran más allá del velo de carne, superando los rudimentos de este mundo terrenal, para penetrar en los poderes del siglo venidero. Podemos degustar las primicias de esos poderes eternos cuando caminamos con Jesús rindiendo nuestros corazones a una vida de oración fructífera y comunión con él; alabando a Dios de corazón y manteniendo una actitud de gratitud sincera como respuesta a su amor y entrega por todos nosotros.

Pablo lo hace siempre, y lo hace con gozo, el gozo de la salvación, de saberse redimido, es el gozo que el Maestro entregó a sus discípulos. Es el gozo que tuvo Abraham de ver el día del Señor, lo vio y se gozó (Jn.8:56). Es el gozo de pedir en el nombre de Jesús, y una vez haber recibido la respuesta el gozo se cumple (Jn.16:24). El gozo que nadie, dijo Jesús, nos podrá quitar (Jn.16:22). El apóstol mantuvo ese gozo en medio de circunstancias duras en múltiples ocasiones. Es el gozo de saber que somos participantes de la herencia de los santos en luz. De saber que hemos sido trasladados de la potestad y el dominio de las tinieblas, al reino de su amado Hijo (Col.1:13). Por tanto, abundamos en acciones de gracias. Somos agradecidos. Esta es la esencia de lo que somos en Cristo: personas agradecidos.

Somos redimidos, sacados de la esclavitud del pecado y la muerte, por ello, agradecidos. Como Miriam cuando Israel pasó el mar Rojo y tomando su pandero comenzó a entonar alabanzas al Eterno por haberlos sacado de Egipto. Pablo nos exhorta: sed agradecidos. Lo contrario no tiene cabida en el reino de Dios. Ha cambiado nuestro lamento en baile, por tanto, a ti cantaré, gloria mía, gloría mía… (Sal. 30:11,12). Habrá gozo perpetuo sobre nuestras cabezas, dice en dos ocasiones el profeta (Isaías 35:10 y 51:11). Nuestro texto de Colosenses culmina con la misma exhortación a perseverar en oración, y esa perseverancia tenga y encuentre el soporte sobre nuestras acciones de gracias. La gratitud mantendrá nuestra vida de oración con perseverancia. Este es el modus operandi del hijo de Dios que comprende su redención.

         La vida de oración se sustenta sobre un corazón sólidamente agradecido.

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