TIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (1 al 5)

Tiempos finalesTIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (1)

También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese (Apocalipsis 12:3,4)

         Hay otro principio inapelable que aparece por toda la Escritura: cuando el Señor da a luz su propósito en la tierra se establece una oposición (del Adversario) para tratar de abortarlo. El Autor de la vida frente al que viene a robar, matar y destruir. Cuando Israel comenzó a regresar de la diáspora a la tierra de sus padres se levantó en el mundo islámico una oposición tan violenta que supera toda concepción humana. Esa oposición ha tenido diversos episodios dramáticos hasta ahora, y aún vivimos inmersos en ella. Las naciones han sido influidas por la presión mediática palestina (única batalla ganada ante los judíos) para oponerse a Israel y el rebrotar de la higuera. El conflicto árabe-israelí es de naturaleza espiritual, aunque esté preñado de intereses políticos y religiosos que lo hacen incomprensible en muchos casos, e irresoluble para la diplomacia ignorante de las naciones que mantienen una cubierta de ceguera con el velo que las envuelve (Isaías 25:7). El Estado de Israel, (minúsculo en cualquier mapa de la zona), rodeado de naciones islámicas que han jurado su aniquilación, ha superado hasta ahora todos los intentos para ser destruida. En nuestro texto vemos (al margen de múltiples interpretaciones en las que no voy a entrar) el principio ineludible del que estamos hablando: cuando la mujer encinta va a dar a luz un hijo, el dragón se para frente a ella a fin de devorar a su hijo tan pronto como nazca. Es lo que ha ocurrido en Eretz Israel desde la misma proclamación de su Estado moderno. El impulso destructivo tiene una potestad espiritual que sostiene la iniciativa hasta hoy: el islam. Nada del conflicto, planteado como político, es comprensible si no lo vemos desde la óptica de la oposición del fanatismo islámico al renacimiento de la nación hebrea. La historia reciente demuestra claramente que después de un primer intento de aniquilación de los judíos mediante el Holocausto nazi (amigos del nacionalismo árabe personificado en la figura del muftí de Jerusalén), el relevo lo ha tomado el islamismo radical, unido a su vez con la ideología política de izquierdas y antisemita. Tenemos aquí el resurgir de la bestia en la potestad islámica, un poder espiritual anticristo en toda su teología que las naciones ignoran y gran parte de la iglesia no comprende.

         La oposición que enfrenta Israel a través del resurgimiento del islam radical responde a una clara señal del advenimiento del reino mesiánico.

TIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (2)

La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será (Apocalipsis 17:8)

         Identificar a la bestia del libro de Apocalipsis ha sido, y es, motivo de gran disparidad de comentarios. Los hay para todos los gustos. Algunos realmente pertenecen al género de la escatología ficción. No entraré en un debate interminable sobre ello, pero si llamaré la atención acerca de algunos detalles a tener en cuenta. En nuestro texto se dice que la bestia que había visto el apóstol Juan a partir del capítulo 11 y sobre todo desde el 13, era y no es, y está para subir del abismo. En el tiempo cuando escribió Juan su libro de revelación el dominio mundial pertenecía al Imperio Romano. Por tanto, debemos descartar (soy consciente de que esta ha sido y sigue siendo la interpretación más generalizada al respecto) un levantamiento del Imperio Romano en Europa (aunque la UE forme parte políticamente de la oposición a Israel) porque dice Juan que «era» (tiempo pasado referido a Babilonia), «y no es», tiempo presente; «y está para subir», es decir, aun no había hecho su aparición. El islam emergió del desierto en el siglo VII, después de la predicación de su profeta, con un mensaje mezclado de judaísmo y cristianismo herético para levantar una nueva religión que no solo era un mensaje espiritual, sino político y totalitario. El islam es un sistema totalitario que pretende dominar el mundo entero para implantar la ley sharía. En pocas décadas, sus conquistas, después de unificar toda Arabia, abarcaron la antigua Mesopotamia (la actual Irak e Irán) Siria, el norte de África, y la península Ibérica por occidente, y hasta la India por la parte oriental. Su expansión fue impresionante. Gran parte del cristianismo antiguo quedó anegado y erradicado en poco tiempo, cambiando la ley, los tiempos y la confesión de fe judía y cristiana por la Shahada: «no hay más dios que Alá, y Mahoma es su mensajero», impuesta por la fuerza de la espada. El mensaje contiene la naturaleza del abismo de donde emergió: conversión obligatoria a la nueva fe, o muerte. La otra alternativa era aplicar el sistema de la Dhimma, implantando en los pueblos sometidos una posición subordinada al islam, con la obligación de pagar un impuesto abusivo y vivir en inferioridad de derechos que forzaba, en muchos casos, la apostasía de la fe original de las naciones sometidas.

         Mantengo que la primera bestia de Apocalipsis se trata del surgimiento del islam, y la segunda de su resurgir mediante el imperio turco.

 

TIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (3)

Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra… Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará  (Apocalipsis 11:3,4,7)

         En la mitad de los años ochenta, cuando la inmensa mayoría de los escatólogos orientaban su mirada hacia Europa, el resurgir de Roma mediante el Mercado Común Europeo, la implantación de un inmenso ordenador en Bruselas que marcaría a todos con el sello de la bestia, insistiendo que la Iglesia Católica Romana era el anticristo, mis maestros me enseñaron a poner la mirada en Oriente Medio, en la zona de Mesopotamia, la antigua Babilonia, y el nacimiento del islam en el siglo VII, como la bestia que «era y no es y será». «Era» el levantamiento del antiguo imperio Babilónico que en la forma de las conquistas musulmanas del siglo VII, («estaba para subir del abismo») invadieron gran parte del cristianismo primitivo, ocasionando su eliminación, (en algunas naciones para siempre), y del que hemos tenido un resurgimiento en el siglo XX, con la violencia que lo caracteriza en su versión original. Hoy asistimos a un nuevo levantamiento del islamismo radical que pretende por un lado la destrucción de Israel como pueblo (el odio que destila es de tal magnitud que no puede ser únicamente humano, procede del abismo); y por el otro, el degollamiento de los cristianos en los países donde se ha instalado el llamado Estado Islámico. Todo ello no deja lugar a dudas de la verdadera naturaleza de su origen: el abismo del que habla el apóstol Juan en nuestro texto. Los dos testigos que menciona no pueden ser otros que Israel y la iglesia, los dos testigos que Dios tiene para dar su testimonio en la tierra. Siguiendo la enseñanza que recibí hago el siguiente comentario sobre el texto que tenemos para meditar. La ciudad santa (Jerusalén) será hollada durante cuarenta y dos meses (11:2), que son tres años y medio. Si contamos un año por cada día (42×30, más un cuarto cada año por el año bisiesto) salen 1.278 años. La historia nos dice lo siguiente: en el año 638 d.C. Jerusalén cayó en manos de los árabes hasta el año 1917 cuando fueron expulsados junto con los turcos por los ingleses. Comienza así un retorno a la tierra de Israel progresiva y generalizada de los judíos. Por otro lado, la iglesia vivió un periodo de oscuridad por el dominio islámico con apariencia de muerte en el mundo.

         Israel y la iglesia han sido perseguidos y dominados por el islam durante un tiempo limitado; está rebrotando en Europa, preludio del reino mesiánico.

 

TIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (4)

Y la bestia que vi era semejante a un leopardo… El dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad… y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia… se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias… y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra…  (Apocalipsis 13:2-8)

         Podemos tener dudas o diferentes posiciones sobre la identificación de la bestia, el anticristo y demás personajes apocalípticos, pero de lo que hoy no podemos dudar es que estamos asistiendo a un resurgimiento del islam más radical, que en esencia es el islam verdadero, el de su origen primigenio. Cualquiera que estudie mínimamente los orígenes del mundo musulmán y sus doctrinas esenciales se dará cuenta de varias cosas. En primer lugar que no es solamente una religión como las demás, se trata de un sistema que pretende controlar toda la vida y a todas las naciones bajo el sometimiento a una nueva ley, la sharía; un gobierno mundial, el del califato, con una figura semejante a la del Mesías de Israel, llamado el Mahdi. El islam es anticristiano, por más que se le pretenda disfrazar de pacífico y moderado. Niega a Cristo, porque niega que sea el Hijo de Dios; niega su muerte expiatoria en la cruz del Calvario, por tanto su resurrección; anuncia un «evangelio» de obras que nunca asegura la salvación, ni siquiera la del mismísimo profeta y mensajero, solo los muyahidines (soldados de la yihad) que mueren matando judíos y cristianos tienen asegurado el paraíso con sus 72 vírgenes (huríes) de ojos negros, y que pueden mantener una infinidad de coitos sin dejar nunca de ser vírgenes. Solo la propia sangre de los «mártires» que entregan sus vidas en actos terroristas puede redimir y asegurar su salvación, y la de setenta familiares. Una religión que glorifica la muerte, la mentira y el engaño si con ello consiguen hacer avanzar la causa del islam; que desprecia la vida humana, la propia, la de sus mismos hijos (recordar la estrategia de escudos humanos usada a menudo en sus guerras terroristas) y la ajena, no puede ser una religión más. La brutalidad a la que estamos asistiendo en los últimos años procedente de aquellos que matan en nombre del dios más grande (esa es la confesión de los yihadistas: allahu akbar, es decir, Alá es el dios más grande), y a la vez anunciado como el misericordioso, pone de manifiesto su verdadera naturaleza; se trata de una deidad que nada tiene que ver con el Dios de la Biblia.

         Podemos elucubrar sobre la naturaleza «pacífica» del islam original, pero la realidad de sus obras no admiten duda, y su mensaje es anti-Cristo.

 

TIEMPOS FINALES – El resurgimiento del islam (5)

Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército  (Apocalipsis 19:19)

         Hemos hablado hasta ahora del islam como la primera bestia que menciona Juan en su libro de Revelación. Luego aparece una segunda bestia que identificamos en el siglo XIII cuando el islam primigenio no pasa por su mejor momento con la decadencia del califato de Bagdad, y el nuevo impulso que toma con la llegada de los turcos otomanos. Son los turcos, que habían aceptado la fe musulmana por la influencia del califato abasida, quienes recuperan la fuerza conquistadora del islam a partir de los siglos XIII y XIV, especialmente con la caída de Constantinopla a manos del sultán Mehmet II. El año 1453 la parte oriental del antiguo Imperio Romano quedó definitivamente absorbida por los turcos, que consiguieron mantener el sultanato durante unos cuatrocientos años, hasta su caída en la Primera Guerra Mundial (1917). Las décadas siguientes son aprovechadas por las naciones europeas que salieron victoriosas de la Gran Guerra, especialmente Inglaterra y Francia, para repartirse el antiguo territorio otomano, inventando nuevas naciones, y trazando a punta de lápiz una nueva geografía sin tener en cuenta la diversidad de sus pueblos y la composición tribal a la que obedecían. Son los acuerdos Sykes-Picot. Esa política, junto con los intereses emergentes del petróleo que sostienen la maquinaria industrial sobre la que se asienta la prosperidad occidental, dará lugar a unos conflictos territoriales, étnicos, religiosos, políticos y culturales que aún padecemos. Por otro lado, hemos asistido a un nuevo resurgimiento del islam mas militante y salafista que pretende recuperar su antiguo dominio imponiendo a las naciones occidentales un terrorismo que amenaza ruina, y por otro lado una invasión silenciosa mediante la emigración de millones de musulmanes que actúa como caballo de Troya en una sociedad que ha abdicado de sus valores judeocristianos y se rinde sin luchar ante el empuje renovado de la bestia. El totalitarismo islámico no es igual que sus hermanos (comunismo y nazismo), a pesar de compartir ideario de un gobierno mundial, sino que mantiene un entramado distinto que lo hace más peligroso y difícil de combatir. Señal inequívoca de la venida del Mesías de Israel, quién le destruirá con el resplandor de su venida (2 Tes. 2:8).

         La batalla final enfrentará a la bestia y sus ejércitos, con el Mesías y los suyos; de lo que se desprende que no desaparecerá el islamismo radical hasta la venida del Mesías-Rey.

 

Download PDF

Deja un comentario