La paciencia de Dios duró cien años
Y Noé tenía quinientos años, y engendró a Sem, a Cam y a Jafet… Y Noé hizo conforme a todo lo que el Señor le había mandado. Noé tenía seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra (Génesis 5:32 y 7:5,6 LBLA)
El recorrido del mal desde la caída del hombre demuestra con toda nitidez que el desarrollo del pecado se tornó muy veloz. Dios acortó los días de vida de más de novecientos años a ciento veinte; primer juicio. En vista que el intento del corazón del hombre era siempre el mal, tuvo que tomar una medida más drástica. Le pesó en su corazón y tuvo tristeza por el devenir humano, entonces decidió comenzar de nuevo.
Halló a Noé, un hombre justo en medio de la maldad predominante, para encargarle que hiciera un arca porque la tierra iba a ser pasada por agua destruyendo todo ser viviente que no estuviera dentro de ella. Este proceso al parecer duró unos cien años. Desde que Dios le encargó a Noé la construcción del arca, hasta que el arca se cerró, pasaron alrededor de cien años. Un periodo suficiente para que aquella generación viera la madera del arca –semejante a la cruz− delante de sus ojos. La locura estaba en que nunca había llovido sobre la faz de la tierra. Siempre hay locura en el mensaje de la cruz. Dios enloquece la sabiduría de los hombres y escoge salvarlos por la predicación del evangelio.
Para la generación de Noé el mensaje era creer en el juicio venidero, creer que un día llovería y lo haría de tal forma que todo quedaría anegado en agua, poniendo obras a esa fe entrando en el arca. Sin embargo, no lo hicieron. Y esa misma fe, la que sí tuvo Noé, condenó al mundo. Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó un arca para la salvación de su casa, por lo cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe (Hebreos 11:7).
El apóstol Pedro recoge el mismo mensaje para recordarnos que de la misma manera que se burlaron los hombres en los días de Noé, se burlaban en su propio tiempo y se burlarán en los nuestros. Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas, por la palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua… El Señor no se retarda en cumplir su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pedro 3:5-9).
La paciencia de Dios es grande pero limitada en el tiempo. Hoy es día de salvación, el arca está abierta, la invitación hecha, ven a Jesús y se salvo.