221 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CVIII) – Zacarías (12)

Y YHVH será rey sobre toda la tierra. En aquel día YHVH será uno, y uno su nombre. Toda la tierra se volverá como llanura… y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente… y serán reunidas las riquezas de todas las naciones… subirán de año en año para adorar al Rey… y celebrar la fiesta de los tabernáculos (Zacarías 14:9,11,14,16)

         Seguimos dentro de ese día «único» que la Escritura anuncia en múltiples lugares, en el que convergen una serie de acontecimientos que tendrán lugar en la tierra, cuyo centro neurálgico será la ciudad de Jerusalén. Porque en ella será establecido el trono prometido a la descendencia de David, en el cual será entronizado el Mesías (identificado en muchas ocasiones con YHVH) para ser rey sobre toda la tierra. Es la culminación del mensaje profético de Zacarías.

YHVH será rey sobre toda la tierra. Se trata de un reinado universal. De paz. De justicia. La oración que millones de cristianos han elevado al trono de la gracia durante generaciones: Venga tu reino, será respondida en toda su amplitud y literalidad. El salmista lo expresó así: Porque YHVH el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra… Cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey de toda la tierra… Reinó sobre las naciones (Sal.47:2,6,7,8). Y en otro lugar dice: Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo (Sal.45:6,7). Una referencia vinculada al Mesías (Heb.1:8,9); nuestro Rey; YHVH de los ejércitos. Es el mismo. El Rey de Israel.

El que vino como Cordero y le crucificaron; vendrá como León para reinar sobre todas las naciones. ¡Aleluya! En aquel día YHVH será uno, y uno su nombre. Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Como dijo el Maestro: Yo y el Padre somos uno (Jn.10:30).

Toda la tierra se volverá llanura, sin maldición. Jerusalén será habitada confiadamente. Las riquezas de las naciones alrededor serán reunidas en ella; como anuncia el profeta Isaías en el capítulo 60 de su libro: Para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones. Y el resto de las naciones subirán a Jerusalén (que habrá sido constituida como el centro de la tierra, de donde brota la bendición de Dios a todos los pueblos) a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. Recordaremos nuestro peregrinaje en el desierto de la vida anterior, como Israel lo hizo al salir de Egipto. Subirán de año en año para adorar (habrá terminado el ateísmo y la religión falsa) al Rey, YHVH de los ejércitos. Amén.

         La profecía de Zacarías termina con adoración al Rey universal en Jerusalén, centro de exaltación mundial. El reino mesiánico ha llegado.

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