Y en mí languidece mi espíritu; mi corazón está consternado dentro de mí. Me acuerdo de los días antiguos, en todas tus obras medito, reflexiono en la obra de tus manos. A ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta. Respóndeme pronto, oh Señor, porque mi espíritu desfallece; no escondas de mi tu rostro, para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura (Salmos 143:4-7).
Tenemos aquí una declaración de sinceridad que no parece menoscabar la espiritualidad del salmista. Vivimos hoy una especie de fiebre por el súper hombre, no el de Nietzsche, si no el de la fe mal entendida. Reconocer nuestras debilidades no es falta de fe. Reconocer un estado espiritual decaído no significa su aceptación como definitivo. Traer ante el Señor la realidad de un espíritu apagado puede colocarnos en disposición de ser avivados una vez más, como Pablo le dijo a Timoteo. Nuestro hombre usa un lenguaje, sin adornos, para exponer el estado interior que vive. Mi espíritu languidece… desfallece… está consternado dentro de mí…. Está hablando el ungido del Señor. El hombre conforme al corazón de Dios. El siervo del Señor está llevando adelante una batalla de oración que no parece estar siendo respondida. Un clamor que tarda en encontrar respuesta. No está seguro de poder soportarlo mucho tiempo más. Entiende que vive en un estado interior deplorable, y no sabe cuánto tiempo podrá resistirlo. Para sobreponerse a esta debilidad, lo que hace es acordarse de los días buenos, meditar y reflexionar en las obras de Dios en su vida y la de otros, extiende sus manos al Señor, su alma le anhela. No puede soportar mucho tiempo más sin la presencia viva de Dios en su vida. No se conforma con el estado de muerte espiritual. Batalla. Pelea. Clama. Presenta su queja. Espera. Usa los argumentos más persuasivos de que es capaz. Conoce la fidelidad y la justicia de Dios, por tanto, no teme hacerlo. Sabe que se mueve en la voluntad de Dios. Por ello, persiste y no ceja en su empeño.
Padre, vivifica a Israel. Sopla aliento de vida sobre los huesos secos. Trae restauración. También a España, necesitamos tu respuesta. Amén.