43 – TIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (4)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (4)

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria […] La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria […] y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado (Hageo 2:6-9 NTV)

Antes de la regeneración de todas las cosas viene un temblor divino que hace estremecer y remueve todas las cosas creadas. El Señor, —dice el profeta—, hará temblar los cielos, la tierra, los océanos y a todas las naciones. Es el mismo mensaje del autor de la carta a los Hebreos cuando dice: La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. La voz de Dios conmovió primeramente al pueblo de Israel en el monte Sinaí, donde estaban espantados y asustados al oír el estremecimiento del monte cuando el Señor se manifestó a Moisés. Ahora se anuncia un estremecimiento mayor sobre toda la creación antes de la manifestación de su reino, porque añade el mismo autor: Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia (Hebreos 12:26-28). Y esto concuerda con las palabras del apóstol Pedro cuando escribe que en el día del Señor los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas; luego insta a los hijos de Dios a vivir de manera santa y piadosa, esperando la venida del Señor, cuando los cielos, encendiéndose serán desechos, y los elementos se fundirán por el fuego, y añade: Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia (2 Pedro 3:13). Es la regeneración final. La consumación de los tiempos. La transformación del cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Filipenses 3:21). Esa es la gloria postrera. La gloria que le pidió el Señor al Padre en su oración sacerdotal por los suyos: Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado (Juan 17:24). Cuando miramos al Señor cada día de nuestra vida en medio de las aflicciones del tiempo presente, somos transformados de gloria en gloria a su misma imagen por medio del Espíritu del Señor (2 Corintios 3:18). Avancemos a esa gloria siempre mayor.

         Los temblores de Dios preceden a la gloria postrera de la casa.

42 – TIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (3)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (3)

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria […] La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria […] y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado (Hageo 2:6-9 NTV)

Sigamos un paso más en este importante texto del profeta Hageo. Hemos dicho que hay un principio en la Escritura que pone de manifiesto el orden de la creación de Dios. También en el proceso de la redención. Génesis comienza con caos y vacío, —seguramente después de una batalla cósmica no revelada salvo en algunos detalles del contenido bíblico—, para reiniciar (palabra de moda que algunos pretenden imitar haciéndose pasar por dioses, me refiero al Foro de Davos y su estrategia de control de las naciones) el plan de Dios comenzando con la creación del mundo material para culminar ese primer desarrollo con el aliento de vida en el ser humano, —sello de la creación de Dios, creado a su imagen y semejanza—, es decir, la dimensión espiritual que sigue a la física. La creación terrenal y natural del hombre para avanzar a la regeneración, el nuevo hombre (el que algunas ideologías también quieren imitar en oposición a Dios, con prepotencia y rebelión, léase el humanismo, el comunismo y más recientemente el transhumanismo, la supuesta creación por el hombre de un ser mitad humano mitad máquina tecnológica), sacado a luz por la redención del Mesías: la inmortalidad. En palabras del apóstol: Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (1 Corintios 15:45-49). Podemos ver que es el mismo mensaje del profeta Hageo. La futura gloria de este templo será mayor que la primera, y todo ello en múltiples verdades que desembocan siempre en lo mejor al final. Cuando Pablo escribe a los gálatas hace el recorrido de las obras de la carne en primer lugar siguiéndole el fruto del Espíritu. Primero nació Ismael, el hijo de la carne, luego vino Isaac, el hijo de la promesa. Primero la sombra de lo que había de venir, en referencia a la ley dada a Moisés, luego la imagen misma de su sustancia en la persona del Mesías. La futura gloria viene después o en medio de gran tribulación.

         Aceptemos los procesos divinos y el orden establecido para lo mejor.

41 – TIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (2)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (2)

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria […] La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria […] y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado (Hageo 2:6-9 NTV)

El profeta Hageo desarrolló su ministerio en días cuando el antiguo templo de Salomón había sido destruido y uno nuevo estaba siendo edificado. La restauración del culto se estaba abriendo camino en medio de un gran conflicto para impedir los tiempos de restauración del viejo templo. La voz de Hageo y Zacarías se elevaron ante el pueblo de Judá para alentar su edificación en Jerusalén. Este nuevo edificio no alcanzaría el esplendor de aquel otro construido por el rey Salomón en tiempos de paz y prosperidad nunca antes vistos en Israel. Aún así, los judíos venidos del exilio babilónico sabían que una parte esencial de su reconstrucción nacional pasaba por el levantamiento del templo como eje central de su actividad espiritual. El culto debía ser restaurado. El altar levantado. Los sacrificios ofrecidos. Todo ello como parte vital de los nuevos tiempos para la nación judía. Sin embargo, la voz profética, con su alcance intemporal y eterno, anunciaba otro tiempo aún más glorioso para el futuro. La gloria postrera de esta casa, el templo reconstruido en Sión en medio de gran oposición, era presagio de un tiempo aún por venir cuya gloria futura sería inmensamente mayor que lo vivido hasta ese momento por el pueblo de Israel. La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria. Si hacemos en este punto un paralelismo del nuevo templo que Jesús levantaría en tres días (Juan, 2:18-22), viéndonos como piedras vivas del nuevo templo, cuya gloria postrera será mayor que la primera, y pensamos en el cuerpo terrenal como gloria pasajera temporal, y el cuerpo espiritual como gloria eterna e inmortal, sabremos que la mayor gloria está aún por llegar llenándonos de esperanza en medio de las aflicciones del tiempo presente. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4:16-18).

         La gloria postrera de nuestros cuerpos mortales tendrá un peso mayor de gloria y eternidad en la redención final del cuerpo (Romanos 8:23).

40 – TIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (1)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Derramamientos del Espíritu (1)

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria […] La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria […] y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado (Hageo 2:6-9 NTV)

Cuando Jesús asistió a la boda de Caná de Galilea, después de haber convertido el agua en vino, el maestro de ceremonias dándose cuenta de lo que había ocurrido le dijo al novio: normalmente se sirve el mejor vino primero, y una vez que todos han bebido bastante, comienza a ofrecer el vino más barato. ¡Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora! Esta fue la primera vez que el Mesías manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él (Juan 2:6-11 NTV). Parece haber aquí un principio que se repite a lo largo de toda la Escritura. El Señor deja lo mejor de su plan para el final. Los procesos que se suceden en el recorrido bíblico nos muestran que en primer lugar aparece lo de inferior calidad para avanzar hacia el culmen, la apoteosis final que pone el sello de la gloria de Dios en una dimensión plena. Caminamos hacia la plenitud. La vida del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto (Proverbios 4:18). Hemos ido viendo a lo largo de esta serie algunas de las señales que preceden la venida del Señor. Hemos hecho un breve recorrido anotando algunos de los acontecimientos cargados de aflicción que van delante de la manifestación de su reino. Como dice el apóstol Pedro: Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos (1 Pedro 1:10-11). Primero los sufrimientos, después las glorias que le siguen. Ahora veremos, al finalizar esta serie sobre señales de los tiempos finales, cómo en esos mismos tiempos de aflicción y angustia hay una señal anunciada también para el mismo periodo: derramamientos del Espíritu sobre toda carne. Tendremos ocasión de meditar en algunos textos relevantes al respecto, pero ahora quiero enfatizar el principio al que me refería anteriormente y que aparece como un modelo divino en el devenir de la historia de la redención y su proceso ascendente hasta la plenitud final de los tiempos. Encontramos al inicio de la revelación de Dios, en el libro de Génesis, que había caos y vacío hasta que la voz creadora del Rey del Universo lo puso en orden.

         Tras las obras de la carne aparece el fruto del Espíritu derramado.

39 – TIEMPOS FINALES – Engaño masivo (9)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Engaño masivo (9)

Os he escrito esto sobre los que os engañan (1 Juan 2:26). Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo… (1 Juan 4:1)

La batalla está servida. Si un campo se deja de cultivar y cuidar pronto le crecerán malas hierbas que harán más difícil volver a preparar la tierra para una nueva cosecha. Nuestra mente es un campo que hay que cultivar y proteger continuamente, de lo contrario las corrientes de pensamiento aflorarán de cualquier parte y seremos objetivo fácil de sus engaños. La pereza mental hará crecer rastrojos y ajenjo. El apóstol escribe su carta pensando en aquellos que vienen engañando a quienes un día aceptaron la verdad, pero que descuidando el discernimiento pronto son arrastrados por el engaño de falsos profetas. Hay que probar los espíritus. No creer cualquier cosa aunque se ponga de moda y el mundo entero acepte sus demandas. Se han levantado ideologías que actúan como nuevas religiones pretendiendo suplantar la verdad del evangelio. La ideología de género se quiere imponer como dogma de fe. El nacionalismo ha tomado el lugar de las viejas tradiciones religiosas para substituirlas. El cambio climático tiene los mismos componentes de una nueva religión. Se ha establecido un credo universal que debe ser aceptado por todas las naciones aunque solo sea una teoría. Parece más fácil que nunca llevar a pueblos enteros a creencias universalistas. Por otro lado, el evangelio sigue encubierto por el dios de este mundo que ha cegado el entendimiento de los incrédulos para no ver la luz del evangelio (2 Co.4:3,4). La vanidad de la mente preserva el entendimiento entenebrecido (sin luz) porque la dureza de sus corazones los mantiene en la ignorancia espiritual que lleva a perder toda sensibilidad entregándose con avidez a cometer toda clase de inmoralidades (Efesios 4:17-19). Es el resultado de resistir la verdad revelada en la persona del Mesías, quien nos redimió del presente siglo malo para que la luz resplandezca en nuestros corazones. Obstinarnos en el error con soberbia solo conducirá a allanar el camino del engaño y la mentira en sus múltiples manifestaciones. Hoy la mentira corre más rápido porque vivimos en un mundo globalista; las autopistas para el engaño y el error están bien pavimentadas por los medios de información mundiales, que por otro lado, están en pocas manos. Unas pocas compañías controlan el flujo informativo a su interés y antojo. Esto facilita en gran medida el adoctrinamiento mundial. Debemos salir de la ciudad de destrucción, como Lot, y ponernos a salvo en la ciudad del gran Rey.

         Rendirnos a la verdad del evangelio nos hará libres del dominio del maligno y quienes engañan al mundo entero.

38 – TIEMPOS FINALES – Engaño masivo (8)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Engaño masivo (8)

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:18,19)

Hay frases en la Escritura que son determinantes, categóricas. Una de ellas la encontramos en la carta de Juan: el mundo entero está bajo el maligno. O como dice otra versión: el mundo que nos rodea está controlado por el maligno. Y en otro lugar se nos exhorta a no conformarnos al sistema de este mundo, sino ser transformados. Ese dominio que ejerce su tiranía sobre el mundo entero lo hace especialmente sobre aquellos que practican el pecado viviendo alejados de la ley de Dios. El pecado es infracción de la ley. Lo encontramos en la misma carta de Juan. Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios (1 Juan 3:4). Cuando vivimos trasgrediendo las leyes divinas nos ponemos bajo la tiranía del maligno que tendrá derecho legal de actuar sobre nuestras vidas con todo su potencial destructor. Nuestra sociedad no solo se ha alejado de la ley de Dios, sino que la resiste, la combate con obstinación, y persigue a quienes deciden obedecerla. Esta actitud coloca nuestras naciones a merced de los poderes de las tinieblas que no dudarán en destruirlas. La historia nos enseña que las naciones antiguas siempre respetaban sus dioses, eran temerosos de provocarlos, entendían que hacerlo los ponía en desventaja y derrota. Fue la actitud que tomaron en el barco que transportaba a Jonás. Cuando se desató la tormenta, los desesperados marineros pedían ayuda a sus dioses, mientras tanto Jonás dormía. Cuando se dieron cuenta de su negligencia le gritaron: ¡Levántate y ora a tu dios! Quizá nos preste atención y nos perdona la vida (Jonás 1:4-6). Hasta la llegada del racionalismo y la ilustración las naciones de la tierra eran conscientes de su fragilidad y necesidad de los poderes celestiales. Cada pueblo tenía su mitología y entendían, con mejor o peor acierto, que los dos mundos, el visible y el invisible están conectados siendo vasos comunicantes. El pecado atrae la ira de un Dios justo que desarma a las naciones ante los ataques de infortunio producidos por el maligno. Una nación sin protección espiritual es peor que no tener fuerzas armadas para su defensa. Hemos caído en la insensatez y soberbia de apoyarnos en nuestras propias limitaciones quedando a merced del maligno que nos zarandea como a trigo. Vivimos el resultado de la acción del diablo en colaboración con hombres malvados.

         Ignorar al que viene a robar, matar y destruir entregándonos al desenfreno provoca la ruina de nuestras sociedades. Volvamos a Dios.

37 – TIEMPOS FINALES – Engaño masivo (7)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Engaño masivo (7)

Nunca más brillará en ti la luz de una lámpara ni se oirán las felices voces de los novios y las novias. Pues tus comerciantes eran los grandes del mundo, y tú engañaste a las naciones con tus hechicerías (Apocalipsis 18:23 NTV)

En este capítulo del libro de Apocalipsis se anuncia el juicio final sobre la ciudad que ha hechizado a todas las naciones. El hechizo es un poder espiritual que neutraliza los sentidos, la razón y las convicciones. Desarma a una persona o sociedad de principios morales y éticos. Es la caída de una gran oscuridad sobre la razón y el sentido común de los hombres. Una mente reprobada que no pasa la prueba naufraga en su misión de dirigir al cuerpo humano. Sus pensamientos han sido perturbados, paralizados y mortalmente engañados. El hechizo nos convierte en autómatas. Somos subyugados, abducidos y llevados como ovejas al matadero. La ciudad de Jerusalén quedó hechizada, —a oscuras—, cuando una tenebrosa oscuridad se aposentó sobre ella días antes de la redención (Lucas 22:53). El hechizo es como el lazo del cazador (Salmos 91:3). Como la mujer inmoral que caza la preciosa alma del varón (Proverbios 6:26). Son las vendas mágicas para cazar el alma humana (Ezequiel 13:18-20). Hay hechizos que alcanzan a naciones enteras. Alemania quedó hipnotizada ante el embrujo de un poder satánico que actuó como el antiguo liderazgo de Nimrod en la vida de Adolf Hitler, y su fascinación neutralizó la rica cultura alemana y su capacidad de razonar con sensatez. Hoy ese mismo hechizo es producido por las grandes corporaciones multinacionales. Una sociedad embriagada de placeres,  promiscuidad y seducción por las riquezas fáciles cae pronto en un endeudamiento cuyos acreedores la esclavizarán de por vida. La deuda pública española es alarmante pero no parece preocuparnos. Vivimos hechizados por el brillo de Babilonia. La fascinación por un buen negocio oculta cualquier capacidad de discernimiento. El afán por las riquezas, las fiestas (cumpleaños, bodas, bautizos, comuniones, aniversarios) y el lujo justifican cualquier comportamiento inmoral que una ciudad ramera impulsa con su hechizo en todas las naciones. Como en los días de Noé y Lot: comían, bebían, se casaban, compraban, vendían (Lucas 17:26-30). Entregados al desenfreno y la disolución hasta momentos antes del juicio. El hechizo paralizador de las verdades eternas había conseguido su propósito. Tus comerciantes eran los grandes del mundo, y tú engañaste al mundo con tus hechizos. Como dice también el profeta: Babilonia ha sido como copa de oro en las manos del Señor, copa que hizo emborrachar a todo el mundo. Las naciones bebieron del vino de Babilonia y se enloquecieron (Jeremías 51:7). Asistimos a esa locura incontrolada.

         El hechizo y control de las corporaciones paralizan la sensatez y la razón.

TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (1 al 5)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (1)

… Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:12)

         La conjunción «y» se usa habitualmente como valor de unión, suma o adición, sirve para añadir un nuevo elemento. En nuestro recorrido añade una nueva señal de los tiempos finales. Da continuidad a los sucesos enlazados anteriores al advenimiento del Mesías-Rey. El texto que tenemos para meditar introduce una consecuencia del aumento de la maldad: el amor de muchos se enfriará. Ambas realidades van juntas. Hay un aumento de la maldad que produce un enfriamiento del amor. Es la triste realidad de la iglesia de Laodicea, abandonaron su primer amor. Estamos asistiendo, sin duda, a un aumento de la maldad en el corazón del hombre. La dureza se inicia cuando el ser humano no tiene en cuenta a Dios. No le da gracias, se envanece en sus razonamientos y su necio corazón es entenebrecido. Una sociedad sin Dios legisla sin temor de Dios. No hay Dios. Solo el hombre. No hay juicio. Solo ante los hombres, y estos pueden ser fácilmente engañados, de ahí la loca carrera para camuflar, aparentar, disimular, fingir, esconderse detrás de cierta educación en las formas, un tono de voz modulada que encubre la mentira como forma de vida. Filosofías relativistas. Nada es bueno ni malo. Por tanto, se impone el aumento de la maldad que navega bajo unos parámetros seculares sin control, inventando males, llamando a la luz tinieblas y a las tinieblas luz. El apóstol Pablo lo llama el misterio de la iniquidad que ya estaba en acción en sus días, y que irá en aumento, hasta que el Señor lo elimine con el espíritu de su boca, y lo destruya con el resplandor de su venida (2 Tes. 2:7-9). Este aumento de la maldad produce apostasía en los creyentes, y da paso a la manifestación del hombre de pecado, el hijo de perdición. Lo hemos visto ampliamente en la serie sobre el hombre condenado. El hombre de pecado vive dominado por el mal, un dueño a quién sirve con delectación y se complace con todos aquellos que practican el pecado en su gran diversidad de formas y manifestaciones. Cada día se suceden ante nuestros ojos noticias aterradoras  a través de infinidad de imágenes y mensajes en los medios de comunicación que hielan la sangre, todo ello está insensibilizando y hechizando a nuestra generación en una conformidad ante el mal que enquista la conciencia y la cauteriza. Los ejemplos son innumerables. La manipulación de la pandemia del coronavirus a la que estamos asistiendo es una prueba más de como la mentira predomina. Nuestro gemido debe ser el que adelante su venida.

         El aumento de la maldad produce el enfriamiento del amor que a su vez congela el alma anunciando la necesidad libertadora del reino mesiánico.

TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (2)

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:3,4)

         El engaño adopta diversos tipos de formas. Puede ser por exceso o por defecto. Un exceso de expectativa en el retorno de Jesús puede dar lugar a neurosis del fin del mundo que producen un escapismo fuera de la realidad; ese tipo de actitudes se han vivido en distintas etapas de la historia de la iglesia. La última fue en el paso del siglo XX al XXI, donde tuvimos toda una serie de «profecías» del caos que dieron lugar a mil especulaciones. También hemos tenido las «profecías» sobre el calendario maya que databa el 2012 como el año del fin. Por otro lado, tenemos el engaño por defecto, que conduce a una mentalidad netamente materialista de la historia que tiene su única esperanza en el tiempo presente. Como dijo el apóstol: cuyo dios es su vientre, que solo piensan en lo terrenal. La Escritura anuncia señales antes del fin. Esas señales se van sucediendo progresivamente acumulando lo que se llama dolores de parto hasta alcanzar el punto álgido de dar a luz el día, un nuevo día, el día postrero, el día del Señor, cuando se inicia el reino mesiánico. La historia conduce inexorablemente a ese día. Una de esas señales es el aumento de la maldad. Una progresión cuantitativa y cualitativa de iniquidad que toma diversas formas. Siempre comienzan con un pensamiento. Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él (Pr.23:7). O como dice en la Biblia de las Américas: pues como piensa dentro de sí, así es. Esta verdad revela a ciertos intelectuales como portadores de nuevas ideas que penetran en la sociedad, alcanzan a los gobiernos que establecen leyes sujetas al nuevo paradigma de pensamiento para liberar ideologías que trastornan a naciones y continentes enteros. Si tomamos como referencia el final del siglo XIX y el inicio del XX vemos que el aumento de la maldad tomó formas ideológicas que condujeron a dos guerras mundiales con una devastación nunca vista antes. En palabras del historiador Paul Johnson, en su libro Tiempos modernos, donde dice: El siglo XIX asistió a la culminación de la filosofía de la responsabilidad personal, que fue la herencia conjunta del judeocristianismo y el mundo clásico. El abandono de estos valores dio entrada a una maldad estatal que veremos.

         La historia demuestra que en la primera década del siglo XX se dio inicio a un aumento de la maldad como resultado de las ideas relativistas y marxistas, hoy ampliadas con una agenda globalista en oposición al Dios de la Biblia.

 

TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (3)

Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2 Tesalonicenses 2:7,8)

         No estamos diciendo que la maldad comenzara a inicios del siglo XX, pero sí hubo un aumento de iniquidad como resultado de la materialización de las ideas anteriores, convertidas en ideologías, que establecidas en ciertos Estados dieron lugar a una devastación nunca antes vista. «El siglo XIX se interesaba esencialmente por el éxito moral o espiritual del individuo, era la filosofía de la responsabilidad personal, la idea de que cada uno de nosotros es individualmente responsable de sus actos, una herencia cuya base se asentaba en la cosmovisión judeocristiana y clásica» (Paul Johnson, Tiempos modernos). Sin embargo, en ese mismo siglo es cuando se gestaron las ideas del relativismo y el marxismo que explosionaron en el siglo siguiente con toda su virulencia. Especialmente cuando el aumento de la maldad pasó del individuo a los Estados. En palabras de Winston Churchill: La capacidad de destrucción del individuo, por perverso que sea, es reducida; la del Estado, por bien intencionado que sea, resulta casi ilimitada. La ley de la relatividad de Einstein derivó en relativismo moral, quien vivió lo suficiente para ver que el relativismo moral, a su juicio una enfermedad, se convertía en una pandemia social, así como vivió para ver que su fatal ecuación promovía el nacimiento de la guerra nuclear. Hacia el fin de su vida solía decir que había momentos en que deseaba haber sido un sencillo relojero. En las dos primeras décadas del siglo XX comenzó a difundirse la idea de que ya no existían absolutos. El relativismo dio forma al curso de la historia del siglo XX, actuando como un cuchillo que ayudó a cortar las amarras tradicionales de la sociedad en la fe y la moral de la cultura judeocristiana. Unido a la ausencia de responsabilidad personal que proponía Freud, queriendo demostrar que los sentimientos de culpa no respondían a ninguna forma de fragilidad humana, impidiendo el desarrollo de la civilización; y añadiéndole el materialismo de la filosofía marxista, desarmaron la conciencia individual para desclavar el soporte moral que fue el centro de la civilización europea del siglo XIX. Tenemos aquí (creo yo) el embrión del misterio de la iniquidad del que hoy somos herederos. Ese embrión se ha desarrollado a velocidad de vértigo las últimas décadas dando paso a la pretensión de imponer un gobierno global en oposición a Dios resucitando a Nimrod en Sinar.

         El misterio de la iniquidad se libera mediante ideologías relativistas y materialistas que dan lugar a una maldad ilimitada en las naciones de hoy.

 

TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (4)

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia… (1 Timoteo 4:1,2)

         El proceso degenerativo que conduce al aumento de la maldad en las personas es gradual. La historia del hombre está llena de sucesos de este tipo que acaban en manifestaciones de iniquidad abriéndose camino en la vida cotidiana trayendo dolor y muerte. Hemos dicho que el proceso generalmente se inicia con un pensamiento, que da lugar a un desarrollo más amplio convirtiéndose en ideología, y cuando conecta con otras personas que aceptan esa forma de pensar, producen una influencia en la sociedad que recogen los políticos para darle forma de ley ejecutándolas mediante los poderes del Estado. No todos los pensamientos tienen la misma fuerza para introducirse en la sociedad, pero hay corrientes ideológicas que se establecen con un impulso sorprendente. En poco tiempo se extienden a sociedades enteras, quedando subyugadas bajo una tiranía que no puede explicarse de forma natural. El apóstol Pablo nos da una pista cuando habla de espíritus engañadores y doctrinas de demonios que llevan a muchos a la apostasía, porque han escuchado argumentos altivos, hechiceros y fascinantes, que pueden conducir a pueblos enteros a una conciencia cauterizada mediante la mentira. Lo vemos en los dos totalitarismos predominantes del siglo XX, comunismo y nazismo. Hoy lo tenemos en el islamismo y la agenda 2030 globalista. Cuando una ideología perversa es impulsada por huestes espirituales de maldad, encontrando la forma de expresarse en el mundo natural mediante hombres perversos y malos que le dan curso articulando argumentos altivos y cautivadores, para luego pasar a formar parte de la constitución de un Estado nacional, la multiplicación de la maldad y sus daños son ilimitados. La fuerza arrolladora del engaño y la manipulación del lenguaje se manifiesta en la naturaleza espiritual que la produce, formando doctrinas, filosofías e ideologías (relativismo moral, materialismo, comunismo, secularismo y nacionalismo son algunas de las predominantes en el siglo XX y que han formado nuestra generación actual) acelerando la maldad y causando dolor y muerte sin límite. Una conciencia cauterizada (personal o colectiva) justificará cualquier comportamiento por abyecto que pueda parecernos inicialmente. El ataque principal es contra la fe bíblica y sus valores, porque si la sal pierde su sabor…

         La noche está avanzada con su oscuridad más profunda, preludio del día del Señor que se acerca. Debemos levantarnos del sueño.

 

TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (5)

… Andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza (Efesios 4:17-19)

         Vivir ajenos a la vida de Dios no significa no ser religioso. Se puede ser religioso sin tener la vida de Dios. Aprender dogmas, liturgia, ritos y tradiciones está al alcance del hombre natural y carnal. Una vez más vemos en este pasaje cómo se produce el deterioro que da lugar al aumento de la maldad. La vanidad de la mente y de los pensamientos significa seguir la corriente de este siglo en su forma de pensar predominante. Es vivir en los deseos de nuestra carne y de los pensamientos sin control (Ef.2:1-3). Los pensamientos no renovados por la verdad de la palabra de Dios dan lugar a una manera de pensar entenebrecida, es decir, un pensamiento oscuro, de tinieblas, fácilmente manipulado por el príncipe de la potestad del aire que opera en los hijos de desobediencia. Esa mente nos aleja de la vida de Dios mediante la ignorancia, produciendo una dureza de corazón que nos lleva a perder toda sensibilidad entregándonos a cometer todo tipo de engaños y malignidades. Todas ellas justificadas mediante un pensamiento armado sobre doctrinas de demonios y espíritus engañadores, liberando así en pueblos y naciones, incluso continentes, ideologías como las reseñadas (comunismo, nazismo, islamismo) o la de nuevo cuño llamada ideología de género. Esta ideología ha penetrado en los gobiernos de los países más avanzados del mundo dando lugar al aborto libre, el matrimonio de personas del mismo sexo, adoctrinando a los niños en una sexualidad basada en la caprichosa elección al margen de la naturaleza sexual propia de su biología natural. Además se impone de manera totalitaria, legislando contra todo aquel que discrepe de semejantes postulados que han sido elevados a la categoría de dogma absoluto, sin aplicarse en este caso el relativismo moral que sí se utiliza cuando se trata de los valores y principios judeocristianos. Esta ideología se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tes.2:4). Paradójicamente, en los mismos países donde se legisla contra el Dios revelado en la Biblia se permite con sumisión la implantación de la religión islámica, que es un sistema totalitario, poniendo de manifiesto su paralelismo en naturalezas distintas pero complementarias. La naturaleza de pecado se encuentra allá donde se opone a Dios y su ley moral.

         El aumento de la maldad con sus múltiples manifestaciones es una prueba inequívoca que vivimos en la antesala del reino mesiánico.

36 – TIEMPOS FINALES – Engaño masivo (6)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Engaño masivo (6)

[…] Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación […] La mujer estaba vestida de púrpura […] y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA […] Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas (Apocalipsis 17:1,2,4,5,15)

Hemos hablado brevemente de la fuente de donde emana toda mentira. Jesús lo identificó como el padre de la mentira, y cuando miente lo hace como parte esencial de su propia naturaleza, porque es mentiroso y padre de la mentira (Juan 8:44). Los creyentes sabemos esto de forma mecánica, como una frase hecha, sin embargo, no nos paramos a pensar mucho sobre las consecuencias que ello tiene en nuestro diario vivir. Y cuando miramos a los gobiernos del mundo vemos que mayoritariamente están sostenidos por la mentira, la manipulación, campañas de acoso al disidente, persecución de todo aquel que no acepte las ideas predominantes que se establecen en cada tiempo y ocasión. Pues bien, la Escritura nos habla de una ciudad ramera, una capital que se constituyó en reino, ejerciendo un poder hechicero y carismático sobre el mundo antiguo que hizo posible unificar a todos bajo un liderazgo, una agenda, una idea, un proyecto, me estoy refiriendo a la ciudad levantada en la llanura de Sinar, la antigua Mesopotamia, y que conocemos con el nombre de Babel. El proyecto que intentaban en oposición a Dios y su propósito original de que se extendieran por todo el mundo quedó frustrado por la confusión y el juicio. Sin embargo, el modelo de gobierno se expandió a todas las naciones impulsado por el príncipe de este mundo, el que opera en los hijos de desobediencia, y cuyas corrientes de pensamiento alcanzan la mente humana, especialmente los gobernantes, para expandir la naturaleza de esa ciudad ramera y fornicaria. Una ciudad con dos vertientes, una física y geográfica en la llanura de Sinar (Mesopotamia, el actual Oriente Medio), y otra, una concepción espiritual que se ramifica en múltiples manifestaciones, todas ellas bajo el modelo de rebelión que impulsó el origen de esta ciudad. El apóstol Juan quedó perplejo por el misterio que emana de ella. Se le mostró que su poder hechicero, fornicario, inmoral e idólatra sería implantado bajo su influencia sobre pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. ¿Por qué nos sorprendemos que haya un intento de gobierno mundial muy avanzado en nuestros días?

         Un engaño masivo y múltiple está zarandeando a todas las naciones.

35 – TIEMPOS FINALES – Engaño masivo (5)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Engaño masivo (5)

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12:9)

¿Puede ser posible que una mentira tenga la fuerza y el potencial de alcanzar a todas las naciones de la tierra? ¿Es sensato o verosímil poner en duda una supuesta verdad que aceptan como tal gobiernos, naciones y la mayoría de Las gentes del mundo? Podríamos hacer algunas preguntas más en la misma dirección y la respuesta sería la misma: Sí. Sí, es posible engañar al mundo entero. Es posible hacer creer a naciones enteras una corriente de pensamiento, una verdad única, una ideología mayoritaria. La historia de la humanidad contiene diversos intentos para conseguirlo, iniciándose en la llanura de Sinar y el comienzo del reino de Babel en los días de su primer líder llamado Nimrod, cuyo modelo se extendió a todas las naciones de la tierra. Lo anormal es no creer que semejante estrategia sea posible. La Biblia dice que el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19), por tanto, bajo su influencia engañosa, porque el diablo es mentiroso y padre de la mentira. La Escritura enseña con claridad que la muerte espiritual, producida por el pecado en el que hemos nacido, permite ser arrastrados por corrientes de pensamiento mundanas, que a su vez son impulsadas por el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que opera en los hijos de desobediencia; esa influencia engañosa y perversa se mantiene activada mientras la persona no ha sido regenerada (incluso después de nacer de nuevo su influencia puede alcanzarnos, recordar el ejemplo de los gálatas y su hechizo posterior a la predicación del apóstol Pablo), por lo cual, lo normal es que nuestros gobernantes acepten planteamientos ideológicos que se han establecido como verdad absoluta y han sido impuestos en sociedades supuestamente democráticas. Vivir bajo el dominio de la potestad de las tinieblas (Colosenses 1:13) permite que se establezcan agendas ideológicas contrarias a la verdad de Dios, impulsadas por Satanás y los ángeles que fueron arrojados con él a la tierra. Sobre la pandemia que nos azota la mayoría de naciones han aceptado las tesis de la OMS a pesar de que existen dudas razonables y ocultaciones sospechosas sobre su estrategia; las medidas desproporcionadas que se han tomado que en muchos casos están produciendo mayores daños que el propio virus. El supuesto remedio peor que la enfermedad. Sin embargo, mayoritariamente se aceptan  creyendo los débiles y contradictorios argumentos que lo sustentan.

         No nos engañemos. Es posible manipular a todas las naciones atrapándolas mediante un poder demoníaco mundial que las hechiza.