Introducción
Y edificó Noé un altar al Señor… (Génesis 8:20 LBLA)
Una vez que el juicio se ha consumado viene un tiempo de depuración y regeneración. Después que las aguas del diluvio anegaron la tierra, el Señor hizo un pacto con Noé. Ese pacto incluye no volver a destruir la tierra mediante agua, y le dio como señal el arco iris para recordar dicho pacto. El hombre y la tierra han sido depurados y regenerados mediante el juicio de Dios. Este principio lo encontramos a menudo en la Escritura.
Dios juzgó a Egipto con el fin de que dejara salir a su pueblo para servirle. Dios juzgó a Israel depurando la tierra que le había dado enviándolos 70 años a Babilonia para que la tierra descansara por no haber cumplido la ley del reposo (2 Crónicas 36:21). Dios ha juzgado a todos los imperios y naciones en diversos momentos cumpliendo así toda justicia por su iniquidad, y depura al hombre enseñándole las consecuencias de su propia maldad. La historia está llena de esta verdad, aunque el hombre y los historiadores nunca aprenden ni sacan las conclusiones oportunas.
Una vez depurada la tierra por el agua del diluvio, hemos visto que Dios hizo un pacto con Noé, y encontramos que esta es la forma de actuar de Dios con el hombre, lo hace a través de pactos. La Biblia nos habla de diversos pactos, podríamos ver la relación siguiente: el pacto con Noé, el pacto con Abraham, el pacto con Moisés, el pacto con David y llegamos así al Nuevo Pacto, establecido a través del Hijo de Dios y su sangre derramada en la cruz del Calvario.
Los pactos tienen que ver con la redención de Dios hacia los hombres. La redención se establece mediante un pacto expiatorio. Sin derramamiento de sangre no hay expiación. Noé, una vez salió del arca, lo primero que hizo fue un altar. Y edificó Noé un altar al Señor, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofició holocaustos en el altar (Gn.8:20). No podemos hacer un recorrido de cada uno de estos pactos, pero lo que haremos a partir de esta nueva serie es centrarnos en la redención, la redención del pecado del hombre después de la caída, nos ocuparemos de la redención final, la que llevó a cabo el Hijo de Dios, nuestro Mesías y Salvador. Para ello regresaremos a la epístola de Pablo a los Romanos, donde tenemos la mejor exposición del evangelio de Dios mediante la redención que es en Cristo Jesús.
La redención del hombre tiene como base un pacto, un nuevo pacto, hecho una vez y para siempre, habiendo obtenido eterna redención.
Apreciado hermano Virgilio.
Aprecio mucho esta temática, seguro será de mucha bendición.
Que Dios te bendiga grandemente siervo de Dios.
Saludos y Bendiciones.
Quito-Ecuador.
Holger.