Los profetas de Israel (LVII) – Joel (3)
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán… soñarán sueños… verán visiones… Derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo… Antes que venga el día grande y espantoso de YHVH. Y todo aquel que invocare el nombre de YHVH será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación (Joel 2:28-32)
Esta profecía es muy conocida porque fue usada por el apóstol Pedro el día de Pentecostés. El apóstol identificó aquellos días con el derramamiento del Espíritu en la fiesta de Shavuot (Pentecostés), fiesta de las primicias, que anuncia el futuro de una gran cosecha. Por tanto, esta profecía no se ha cumplido en su totalidad, sino que el derramamiento del Espíritu en Jerusalén fue las primicias; anunciando un día cuando llegue la plenitud del Espiritu, que no es otro que el día de la era mesiánica.
A lo largo de la historia de la iglesia ha habido distintos derramamientos del Espíritu en diferentes lugares y personas, pero nada comparable con lo que habrá de venir. Un día cuando el Espíritu se derrame sobre toda carne. Habrá una manifestación gloriosa de Dios en forma de profecías, sueños y visiones. Prodigios en el cielo y en la tierra. Todo ello como inicio del día grande del Señor, cuando todo aquel que invoque su nombre será salvo.
Estamos ante la mayor cosecha de personas salvadas de toda la historia. Habrá salvación en el monte de Sion y Jerusalén; como anunciaron los profetas Isaías y Miqueas, porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del YHVH (Is.2:3) (Miq.4:2).
Vivimos el tiempo de las primicias del Espíritu. El reino de Dios en nuestros corazones, sellados con su Espíritu como propiedad de Dios. Hemos sido iluminados y gustado el don celestial; hemos sido hechos partícipes del Espíritu Santo; hemos gustado la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero (Heb.6:4,5); pero aún esperamos el día de la plenitud del Espíritu.
Joel anunció a los hijos de Sion la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio (2:23). El día del Señor será un día ―no creo que de 24 horas literales― cuando convergen una diversidad de sucesos. Por un lado hay juicio, por otro derramamiento del Espíritu. Hay condenación y salvación. Distintas recompensas. Juicio a las naciones y restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Hemos visto las primicias, lo cual anuncia una gran cosecha postrera. El día de la redención final y era mesiánica.
El pequeño libro de Joel contiene una diversidad de sucesos contrapuestos que resumen la variedad de sucesos del día del Señor.