Revelación progresiva – Abraham (1)
Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe (Romanos 4:13)
Las primeras generaciones después de la caída del hombre, habiendo perdido el gobierno que el Dios Soberano les había dado para administrar la tierra, se corrompieron rápidamente. La revelación de Dios pronto alcanzó un punto culminante cuando el Señor constató lo que la Escritura declara: Y vio YHVH que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal… Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos (Génesis 6:5,11,12,13). Antes de hacer ningún otro comentario recordemos las palabras de Jesús anunciando que en su regreso el comportamiento de los hombres será similar al de los días de Noé (Mateo 24:37). La corrupción de la tierra alcanzó pronto unas cotas insoportables, semejante a los días de su venida. La entrega del dominio que el hombre le dio a Satanás produjo rápidamente un deterioro generalizado que empeoraron las condiciones de vida en la tierra. Es la naturaleza de pecado introducida por el padre de la mentira y homicida (Juan 8:44). El juicio de Dios fue la respuesta del cielo. Una vez abandonado el arca, y habiendo recibido la misma orden de llenar la tierra, los hombres se unieron para hacer un simulacro de reino en Babel. Surgió un líder carismático, capaz de unificar la voluntad de la mayoría entorno a un proyecto: edificar un reino mundial imitando el plan original de Dios pero actuando al margen de su voluntad. Esta imitación de gobierno mundial o milenial, que muchos otros en la historia han intentado reproducir, tenía la simiente de la confusión actuando en oposición a Dios. Nimrod llevó el primer intento de reino global al fracaso. El juicio de Dios reapareció ante la desobediencia del hombre, actuando bajo el impulso del príncipe y dios de este siglo (2 Corintios 4:4). Entonces el Señor tomó la iniciativa y presentó su modelo desplegando en la tierra el propósito divino de establecer su reino; lo hará escogiendo a un hombre, anciano, cuando era uno solo y como muerto, lo llamó, lo bendijo y multiplicó (Hebreos 11:12) (Isaías 51:2), el patriarca Abraham, heredero del mundo, y padre de multitud de gentes y naciones, portando la simiente del Rey que vendrá para reinar sobre todas las naciones… Y la simiente era Cristo (Gálatas 3:16).
Dios le dio a Abraham la promesa de ser heredero del mundo, recuperando así el reino mediante la simiente que habría de venir.