Fueron abiertos los ojos y estaban desnudos
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales (Génesis 3:7)
¡Entonces! Una vez realizada la acción no hay vuelta atrás. Cuando se trasgrede la ordenanza de Dios se activa otro espíritu, el de mentira, que toma dominio sobre la persona y la subyuga. El tiempo de la tentación fue agradable y deseable, pero el resultado ha sido dramático y consecuente. Entonces se abrieron los ojos de ambos. Una nueva visión entró en ellos —no toda visión es de Dios—, se había cumplido la palabra de la serpiente: serán abiertos vuestros ojos.
La segunda parte: seréis como Dios no se cumplió, por el contrario despertaron a una realidad distinta a la que habían esperado. El engaño había realizado su obra y el conocimiento que se abrió fue el de la desnudez, su propia desnudez. El vestido de la gloria de Dios que los cubría desde el principio desapareció. Una nueva realidad tomó lugar.
Junto con este «nuevo» conocimiento se activó la voluntad propia del hombre. Su individualismo se hizo presente, alejado de la comunión y dependencia del Creador. Este «nuevo» conocimiento de sí mismos los avergonzó. Por tanto, buscaron la manera de cubrir sus cuerpos desnudos. Así se inicio el origen de todos los diseños de ropa que el hombre ha fabricado después para reparar el pecado cometido: hojas de higuera.
También tenemos aquí el intento humano por cubrir su vergüenza delante de Dios e inventar —el gran engañador les «ayudaría» ampliamente en su cometido— todos los sistemas religiosos que surgirían muy pronto, dando lugar al inicio de las religiones. La vergüenza y mala conciencia del hombre, por el pecado cometido, dio origen a soluciones humanas para tratar de corregir el daño.
En lugar de ser como Dios conociendo el bien y el mal, despertaron a la realidad de la desnudez de su propia existencia. Había nacido también la iniciativa privada lejos de Dios, la autodeterminación, el autogobierno, la potencialidad del hombre alejado del creador, el humanismo, la autosuficiencia. Ahora tenemos tres voluntades enfrentadas: la de Dios, la de Satanás influyendo en el hombre, y la del mismo hombre procurando soluciones a la desobediencia y rebelión cometida. «Cosieron y se hicieron». Dos verbos que iban a conjugarse en el futuro muy a menudo en la historia del hombre.
La curiosidad de Eva por lo desconocido, y la irresponsabilidad de Adán, abrieron sus ojos a una realidad de desnudez y vergüenza.