El desarrollo y progresión del pecado
Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató (Génesis 4:8)
El pecado no solo desemboca en muerte física de forma progresiva, sino que también puede acelerarla. La misma naturaleza pecaminosa ejerce su poder para manipular los procesos naturales y precipitar antes de tiempo su acción. Dios acotó esa posibilidad con el mandamiento: no matarás.
El pecado tiene una reacción rápida. Su progreso es muy veloz. Lo vemos pronto en el contenido bíblico. El primer hijo de Adán y Eva, que ya nació con la naturaleza de pecado, heredada de sus padres, pronto quedó atrapado en su red y desarrollo. Comenzó en su corazón ofreciendo a Dios una ofenda que no le fue agradable. Está escrito que sin fe es imposible agradar a Dios, por tanto, debemos concluir que la acción de Caín no estuvo motivada por la fe del corazón. Sin embargo, de su hermano se dice: Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla (Heb. 11:4).
Caín no fue movido por amor, sino por envidia. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas (1 Jn.3:11,12). Por tanto, en Caín no actuó ni la fe, ni el amor. Aunque tuvo obras, (ofreció su sacrificio), los motivos de su corazón estaban muy lejos de lo que agrada a Dios.
También está escrito: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr.4:23). El corazón de Caín no era bueno porque el pecado se había desarrollado de una forma rápida en él. La pregunta es ¿por qué no ocurrió lo mismo en la vida de Abel? Dios le dijo a Caín: … el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo (Gn.4:7). La única manera de hacerlo es vivir cerca de Dios, andar con Dios, buscar a Dios. Caín no lo hizo. Abel sí. Por ello el pecado encontró una avenida amplia en el corazón del primer hijo de Adán y Eva para dar expresión a la voluntad de aquel que ha venido a matar, robar y destruir (Jn.10:10).
El pecado encontrará vías amplías para acelerar su progresión en el corazón del hombre que no teme a Dios.