7 – ANTES DE LA CAÍDA

Antes de la caída (3)Yo os he dado (Segunda parte)

Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento  (Génesis 1:29).

El carácter de Dios es generoso. Dios es bueno. Amplio en perdonar. Proveedor para todas nuestras necesidades. La tierra está llena de su abundancia. Desde el principio estableció las condiciones para que al hombre no le faltara nada. Lo puso en medio de una tierra con un potencial reproductor que llega hasta nuestros días. En nuestro texto se repite una expresión en la que quiero meditar. Dios dio al hombre toda planta que «da semilla» y todo árbol que «da semilla».

La semilla permite volver a sembrar. No solo dio plantas y árboles comestibles una sola vez, sino que le dio la capacidad de reproducirse a través de una semilla. Semilla que al sembrarla vuelve a reproducir el fruto. Es el mismo principio de la reproducción humana. El hombre contiene en sí  mismo la capacidad de reproducirse cuando está sujeto a las condiciones que el Hacedor ha puesto en la ley natural. Si las trasgrede o manipula puede conseguir resultados pero con sus contraindicaciones y efectos nocivos.

La Biblia enseña que hay una forma de sembrar para cada semilla (Isaías 28:23-29), y que no se deben mezclar (Levítico 19:19). Esto es válido en muchos ámbitos de la ciencia humana. Algunos están llevando este principio a extremos indeseados, dirigidos especialmente a conseguir supuestamente dinero rápido a expensas de multitudes crédulas. Todo lo que el hombre siembra eso siega, sí, pero estirar el principio con codicia para conseguir enriquecerse forma parte de la manipulación carnal de verdades eternas. Dios no puede ser burlado. Los que no entran por la puerta son salteadores, asalariados y el pastor no los conoce.

No forcemos verdades bíblicas llevándolas a extremos que deshonren el carácter de Dios. El Señor hace salir el sol y envía lluvia a justos  e impíos, pero la misma lluvia produce vegetación útil en unos casos, y engendra espinos y abrojos en otros (Heb.6:7,8). El tipo de tierra es fundamental. Sin embargo, Dios no ha cambiado, es Inmutable, en Él no hay cambio ni sombra de variación. La ley de la semilla ha continuado después de la caída hasta nuestros días.

La buena semilla que fue sembrada y enterrada en el monte Calvario resucitó en gloria al tercer día. El Hijo de Dios vino para dar vida al mundo. Dios nos amó y dio a su Hijo, ¡cómo no nos dará, juntamente con él, todas las cosas! Dios dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. Jesús nos enseñó el principio: «Pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá».

Dios nos ha dado de sí mismo. Así fue en el principio. Así fue a través del Mesías. Y así será en la regeneración de todas las cosas

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