GRATITUD Y ALABANZA (112) – Gratitud en el cielo (2)

GRATITUD Y ALABANZA - 1GRATITUD CELESTIAL – Adoración y gratitud en el cielo (2)

Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas (Apocalipsis 4:11).

El cielo reconoce la creación de Dios y lo expresa en adoración y gratitud. En el libro de Apocalipsis tenemos un centro sobre el cual gira toda su revelación, desde donde salen todos los acontecimientos que se van desplegando a lo largo del libro: el trono de Dios. El libro más complejo de toda la Biblia tiene un núcleo, un centro vital desde donde se emiten las órdenes que determinan los acontecimientos en la tierra. Es el trono de Dios. A la vez vemos otro trono, este en oposición al Creador, una adoración falsa, usurpada al único merecedor de ella, es el trono de Satanás, que junto con la bestia y el falso profeta ejercen su dominio mediante la idolatría que pretenden robar la gloria de Dios.

En medio de ambas adoraciones encontramos al hombre, con su dimensión espiritual y terrenal, siendo llamado o impelido a escoger a quien va a rendir su vida mediante una adoración u otra. Este es el conflicto que se presenta a lo largo de toda la Biblia. Josué lo resumió en esta frase: Escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová (Jos. 24:15). Pasado el tiempo el profeta Elías tuvo que desafiar a Israel de la misma manera: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él (1 Reyes 18:21). El doble ánimo (alma) es inconstante y no recibirá cosa alguna del Señor. Hay un conflicto cósmico que debemos saber desentrañar a lo largo de nuestra vida. Necesitamos escoger a quien vamos a servir, si al pecado para muerte, o a la justicia para vida.

¿Agradecemos a la «madre naturaleza» por sus dones y bienes, o al Creador de todas las cosas? ¿Escogemos la teoría de la evolución o el diseño inteligente? El cielo escoge al que creó todas las cosas y por su voluntad existen y fueron creadas. Decidimos a quien adoramos y al hacerlo nos convertimos en siervos de aquel a quien servimos (Rom.6:16). No podemos servir a Dios y a las riquezas. No podemos andar en el camino que conduce a la vida y a la vez en el ancho que culmina en perdición. Jesús es el camino al Padre, por tanto, al cielo, el trono de Dios y la verdadera adoración, dándole gracias por su bondad para con los hijos de los hombres. Pablo dijo que le había visitado el ángel del Dios de quién soy y a quien sirvo (Hch. 27:23). Nuestra elección determina nuestro destino eterno. La vida cristiana es servir a Dios, adorarle y darle gracias en todo y por todo.

         La gratitud nos une al trono de Dios de donde procede su gracia.

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