197 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (LXXXIV) – Ezequiel (10)

Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles:… He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy YHVH… Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo YHVH hablé, y lo hice, dice YHVH (Ezequiel 37:11-14)

         En cierta ocasión fui invitado a comer en un restaurante de Barcelona, junto con mi hijo Marcos, por una familia israelí que llevan más de cuarenta años trabajando en Israel en un ministerio muy fructífero. Pasaban unos días en la ciudad Condal, y en medio de la comida pregunté en qué momento de la profecía se encontraba Israel en estos momentos. La respuesta fue clara y rápida: en Ezequiel 37.

Israel ha vuelto a su tierra, falta que sean llenos del Espíritu. La restauración comienza por lo terrenal, para avanzar a profundidades espirituales progresivas. Primero lo terrenal, luego lo espiritual. Adán fue formado del polvo de la tierra, luego el Eterno sopló en él aliento de vida y fue un ser viviente.

Israel como nación tiene gran atractivo natural y científico, están a la cabeza de muchas ciencias que son una bendición para la humanidad. Sin embargo, su mejor legado es espiritual y celestial.

Durante un tiempo los judíos fueron aparentemente huesos secos entre las naciones. Ha habido varios momentos históricos cuando se han preguntado acerca de su esperanza como perecedera, especialmente en el Holocausto nazi. El sufrimiento que ha soportado esta nación no tiene comparación posible con ninguna otra, sin embargo, ha renacido de sus cenizas.

Cuando parecía que iban a ser destruidos y aniquilados, llevados al olvido de la historia, rebrotó en su tierra con gran debilidad (poco después de nacer como nación en 1948 cinco ejércitos árabes se aliaron con la intención evidente de destruirla y echarla al mar); y en medio de una apariencia de muerte y aniquilación, los sepulcros fueron abiertos y se levantaron, cual Lázaro, en su tierra, para emerger como nación ante el asombro de los demás pueblos del mundo.

Israel no fue aniquilado, sino que se ha convertido, en poco tiempo, en una potencia militar y económica y en la única Democracia de Oriente Medio. El Eterno es su refugio. Sin embargo, muchos en Israel no conocen a su Dios; viven de tradición religiosa y cultural; pero llegará el día cuando el Espíritu se derrame sobre toda la nación, y vivirán, ante el asombro de todas las naciones. Oremos.

         La restauración de Israel está muy avanzada. El reino está a las puertas.

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