PASCUA – Tiempo de confusión y tinieblas (2)

Tiempo de confusión y tinieblasPASCUA – Tiempo de confusión y tinieblas (2)

Virgilio Zaballos

ZARANDEADOS COMO TRIGO

Las acusaciones maliciosas y los argumentos con mentira/verdad mezclados han dado su fruto: JESÚS, la luz del mundo, la verdad y la justicia de Dios, ha muerto. Este periodo de confusión y grandes tinieblas duró desde la detención del Mesías, hasta el día de Pentecostés con el derramamiento del Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que revela la verdadera identidad de Jesús, su palabra y su obra. Son alrededor de 53 días. En ellos, hasta los discípulos dudaron y estaban confundidos (Mt.28:17) (Lc.24:19-21) (Jn.20:19).

Parecía que la inmensa manipulación que había existido en cuanto a la persona de Jesús y su obra la verdad no iba a poder conocerse. Pero Dios tenía reservadas dos sorpresas definitivas: La resurrección del Mesías y el derramamiento del Espíritu Santo.

Durante este tiempo de gran confusión, los discípulos fueron zarandeados por el diablo que había invadido, con todas sus huestes, la ciudad de Jerusalén.

         Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo (Lc.22:31).

Zarandear significa mover una cosa con prisa, ligereza y facilidad. Es una artimaña para desequilibrar y mover la firmeza de la fe. En esos momentos el Maestro tomó el lugar de intercesor para que sus discípulos mantuvieran el equilibrio y la fe. Jesús es Intercesor (Ro.8:34); Abogado (1Jn.2:1); Mediador (1Ti.2:5) y Sumo Sacerdote (Heb.7:23-28). ¿Qué es lo que pide? Que la fe no falte.

Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte (Lc.22:32).

De esta gran verdad deducimos que mantenerse firmes en la fe del Hijo de Dios es la verdadera vida equilibrada del creyente.

El diablo ataca nuestra firmeza para ponerla a prueba. Jesús es el Autor de la fe y el perfeccionador de ella (Heb.12:2). La tentación está diseñada y dirigida para hacernos caer de la firmeza de la fe y el equilibrio de la palabra de Dios. La oración a Dios tiene la capacidad de generar fortaleza en el cristiano para no sucumbir a la tentación (Lc.22:39-46) (Lc.18:1).

Así, pues, tenemos como factores de equilibrio: Jesús (como intercesor), la fe y la oración. Por su parte, los factores de desequilibrio: el diablo, los zarandeos (ataques a la fe); y la tentación (ataques a la integridad para disolverla y diluirla. Ver ejemplo en Job, 2:3).

Todo creyente y discípulo del Mesías experimenta estas realidades en su propia vida. Atravesamos periodos de grandes conflictos, incluso desafíos a nuestra fe que nos sorprenderán y nos alarmarán; sin embargo, en ese tiempo no hemos sido abandonados por Dios, sino zarandeados por el diablo para que abandonemos, definitivamente, la firmeza de nuestra fe.

Continuará…

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