36 – LA LUCHA INTERIOR – Amalec deshecho pero no destruido

Lucha interiorAmalec deshecho pero no destruido

Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. Entonces dijo el Señor a Moisés: Escribe esto en un libro para que sirva de memorial, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo  (Éxodo 17:13,14).

Una de las mayores frustraciones del cristiano es recaer varias  veces en la misma debilidad. Hay un tiempo cuando parece que ciertas áreas de nuestro carácter están vencidas para siempre, pero luego vemos que no ha sido así, y nuevamente se levantan para oponerse a nuestro crecimiento espiritual. Nuestro hombre viejo y carnal ha sido clavado en la cruz del Calvario, ha sido deshecho y el Nuevo Pacto contiene la memoria del suceso. Sin embargo, las enseñanzas de los apóstoles muestran que seguimos manteniendo un conflicto entre la carne y el Espíritu dentro de nosotros.

Amalec ha sido deshecho, pero no destruido. Josué deshizo a Amalec a filo de espada, lo puso en fuga, fue dispersado, pero el mismo pueblo aparece más adelante oponiéndose nuevamente a Israel en su avance a la tierra prometida (Nm.13:29 y 14:39-45). Esta aparente contradicción nos deja perplejos en ocasiones. Vemos una cosa en la Escritura y otra en la experiencia cotidiana.

No queremos encontrarnos con Amalec, pero éste aparece cuando menos lo esperamos. Sabemos que la voluntad de Dios está revelada sobre el hombre viejo, la sentencia está dada: crucificado. Hay un libro de memorial donde se nos recuerda que Dios borrará por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo, pero aún debemos mantener algunos episodios más contra este enemigo que acecha. La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. El juicio está emitido sobre el hombre pecaminoso y carnal, pero mantiene ciertas opciones sobre el hombre nuevo si nos alejamos de la verdad, la vida de oración y la firmeza de la fe sustentada sobre las promesas de Dios.

Amalec se hace fuerte cuando el pueblo de Dios es debilitado por la incredulidad. Si olvidamos el libro que está escrito como memorial del destino de Amalec, seremos fácilmente engañados viviendo por la vista y no por fe. El justo vive por fePorque por fe andamos, no por vista… Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe, la fe del que cree que Jesús es el Hijo de Dios. La memoria de nuestra fe está sustentada sobre la palabra eterna de Dios morando en nuestros corazones.

Jesús es nuestro Josué que nos recuerda que Amalec ha sido deshecho.

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