HOMBRES DE VERDAD (7) – Amor

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Amor

Pero tú has seguido mí… amor  (2 Timoteo 3:10).

El apóstol hace un reconocimiento exhaustivo del seguimiento que Timoteo ha mostrado en su vida que le causaría una especial motivación. Conociendo a Pablo sabía que no hablaba en vano. Ahora le dice: has seguido mi amor. Veamos brevemente el amor que manifestó el apóstol de los gentiles en su vida regenerada.

Su primer amor fue siempre hacia su Maestro y Señor. «Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quién lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo» (Fil. 3:7,8).

Manifestó un amor radical por el pueblo de Israel siendo el apóstol de los gentiles. «Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, que son israelitas…» (Rom. 9:1-5).

Dio su vida por el evangelio, llamándolo «mi evangelio».  No estuvo dispuesto a traicionar el mensaje aunque ello le hiciera impopular delante de los hombres, incluido el mismísimo apóstol Pedro (Gálatas 1:10; 2:1-21).

Mostró un amor extraordinario por las congregaciones del Señor (Col. 1:24,25). Fue un padre, una madre y nodriza para los tesalonicenses (1 Tes. 2:7-12). Honró el ministerio a los gentiles que recibió del Señor (Ro.11:13). Fue un ejemplo para los discípulos, fortaleciendo sus ánimos y exhortándolos (Hch.14:21-23).

Trabajó con sus propias manos para que la obra misionera siguiera adelante  (Hch. 20:33-35). Su corazón ardía por la predicación del evangelio (1 Co. 9:14-23). Fue sensible a las necesidades de los más pobres y desfavorecidos (Gá. 2:10) recogiendo una gran ofrenda para los hermanos de Jerusalén (Rom. 15:26-31) (2 Co. 8:19-21).

Pablo fue el autor del más bello canto que jamás se ha compuesto sobre la esencia del amor, lo tenemos en 1 Corintios 13. «El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante, no se porta indecorosamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija de la injusticia, sino que se alegra de la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…»  Además escribió que ese amor ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado (Ro.5:5).

         Los hombres de verdad tienen el sello del amor de Dios en sus múltiples manifestaciones.

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