Eventos principales (II) – Desde Sion (1) – Ubicación y significado
Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte… (Salmos 2:6). Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de YHVH como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones (Isaías 2:2)
La ubicación del monte de Sion
El Mesías-Rey viene a Sion y desde ese lugar reinará sobre todas las naciones. Tenemos, por tanto, dos actores principales en el devenir del reino mesiánico. Por un lado el Rey, por otro, Sion. En Sion se asienta el trono sobre el que será entronizado el Rey y desde donde juzgará y reinará. Por ello es imprescindible localizar su ubicación y penetrar al significado amplio del concepto Sion en la Escritura.
Para iniciar nuestro recorrido debemos remontarnos a los días cuando Abraham fue llamado por Elohim para ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac. El lugar escogido donde debía ser levantado el altar fue el monte Moriah, que es el monte Sion. Allí se prefiguraría el epicentro del mensaje redentor. Abraham, como padre de Isaac, ofrece en sacrificio al hijo como respuesta a la voluntad de Dios. Allí se provee finalmente un cordero –según la confesión del padre de la fe a Isaac, aunque finalmente fue un carnero trabado en un zarzal− preparado para el holocausto y la ofrenda de fe y obediencia de Abraham. En aquel lugar Dios se revelaría como YHVH-Jireh, el Señor que provee; y sería confirmado el pacto mediante la simiente de Abraham para que todas las naciones de la tierra sean bendecidas mediante la obediencia realizada.
Luego debemos avanzar hasta los días cuando el hijo de Isaí fue coronado rey de Israel. David es figura y tipo del Mesías. Su reinado prefigura el dominio del futuro Rey de las naciones. Notemos el vínculo, una vez más, entre Abraham, David y Sion. El Rey que viene es hijo de David, heredero del pacto que YHVH hizo con su casa para siempre. Bien.
Una de las primeras acciones del rey David nada más inaugurar su reinado sobre todo Israel fue conquistar la fortaleza de Sion, que estaba en manos de los jebuseos. Una fortaleza hasta ese momento inexpugnable, y que David entendió por el Espíritu, que debía ser el centro donde asentaría su reino. Esa fortaleza estaba situada en la ciudad de Jerusalén; un promontorio que se eleva sobre la que será conocida como ciudad de David (2 Sam.5:1-10).
En ese lugar geográfico será más tarde levantado el templo de Salomón, por lo que estamos hablando del epicentro de la actividad político-religiosa del reino de Israel. Esta ubicación no fue un capricho del nuevo rey, sino que había sido anunciado por el Señor desde el mismo momento cuando redimió al pueblo de la esclavitud de Egipto, recogido en el canto de Moisés y Miriam. Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh YHVH, en el santuario que tus manos, oh YHVH, han afirmado. YHVH reinará eternamente y para siempre (Éxodo 15:17,18).
Un lugar predeterminado por el Señor para poner en él su trono y reinar desde este monte. Recogido también por el salmista, como está escrito: Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, a este monte que ganó su mano derecha… Dejó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres… Desechó la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín, sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sion, al cual amó. Edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre. Eligió a David su siervo… para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad (Salmos 78:54,60,67-72).
En estos textos podemos ver que Dios ya había escogido un lugar geográfico para poner en él su nombre y el templo desde donde dirigir a su pueblo, aunque anteriormente el santuario estuvo en Silo, siendo desechado después, escogiendo la tribu de Judá y el territorio de su heredad para poner en él su morada terrenal en la ciudad de Jerusalén, la cual amó. Una tierra desde donde reinar sobre todas las naciones. Ya estaba en el corazón de Dios el futuro reino mesiánico del que venimos hablando.