15 – LA REDENCIÓN – La resurrección de Jesús base de nuestra justificación

La locura de la cruzLa resurrección de Jesús base de nuestra justificación

[Jesús]… fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación  (Romanos 4:25 LBLA)

El evangelio de Dios es un misterio revelado. Estaba oculto durante mucho tiempo, deliberadamente mantenido en secreto (Ro.16:25); aunque fuese descubierto parcialmente a diversos personajes bíblicos, incluso escribieron de él sin comprenderlo en toda su amplitud. En los siglos pasados se veía una sombra. La revelación de Dios se mantuvo entre sombras, los destellos eran fugaces, pero todos apuntaban hacia una persona y un tiempo cuando iba a ser revelado. Pablo dice que ese tiempo llegó con la manifestación del Hijo de Dios. Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo.

Los profetas habían apuntado hacia el siervo del Señor que había de venir. El Espíritu que estaba en ellos anunciaba los sufrimientos del Mesías y las glorias que le seguirían (1 Pedro 1:10-12). Ahora se ha dado a conocer a todas las naciones para guiarlas a la obediencia de la fe (Ro.16:26). La redención se ha realizado. La obra está consumada. ¿Qué base tenemos para saberlo? Jesús ha resucitado y ha sido glorificado a la diestra del Padre. La muerte no pudo retenerlo. La resurrección ha permitido nuestra justificación. La victoria sobre el pecado y la muerte se ha consumado.

Jesús está glorificado a la diestra del Padre y por ello ha enviado la promesa del Espíritu Santo. Ahora el Espíritu de Dios convence de pecado, justicia y juicio. Revela la obra de Jesús. Nos conduce a la invocación de su nombre. Nadie puede llamar a Jesús Señor sino por el Espíritu. Nuestros pecados son perdonados invocando su nombre. En el nombre de Jesús está concentrada toda la obra de redención. Jesús es Señor. Dios le ha hecho Señor y Cristo. Ha sido glorificado, por tanto, el Espíritu ha sido derramado para ser una fuente que salta para vida eterna.

Por ello, el mensaje central de los apóstoles, después que Jesús fuera recibido arriba, fue la resurrección y la exaltación. La declaración de Jesús como Señor. El arrepentimiento de los hombres que oyen y reciben la palabra para perdón de pecados y vida de entre los muertos. Jesús fue entregado por nuestras transgresiones. Sin pecado no es necesaria la redención. Y Jesús resucitó para nuestra justificación. Se levantó de los muertos venciendo la naturaleza de pecado y muerte. Ahora es nuestro hombre en el cielo, está a la diestra del Padre, es nuestro abogado, intercesor, sumo sacerdote, mediador, Cordero inmolado, redentor. Nuestra mirada debe estar puesta en él; es el autor de nuestra fe y salvación.  Alabado sea su nombre.

         Sin resurrección no hay justificación, nuestra fe es vana. La resurrección de Jesús ha hecho posible nuestra justificación. Esta es la fe triunfante.

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