GRATITUD Y ALABANZA ( 20 ) – Sacrificio de alabanza ( 15 )

GRATITUD Y ALABANZA - 1Sacrificios de alabanza y gratitud (15)

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre [para que yo de gracias a tu nombre LBLA]; me rodearán los justos, porque tú me serás propicio (Salmos 142:7).

¡Cuántas cárceles y prisiones nos atenazan a lo largo de nuestra vida para impedir que cumplamos el propósito de Dios! Hay uno que ha venido a esclavizar, oprimir, cauterizar, someter, todo para tratar de paralizar el cumplimiento de la voluntad de Dios en nuestras vidas. La Escritura está llena de múltiples testimonios. La historia de Israel y de la iglesia también. A José, el hijo de Jacob, le afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona tratando de impedir el propósito divino, hasta la hora que se cumplió su palabra (Salmos 105:17-19). Daniel fue puesto en el foso con leones. El profeta Jeremías fue echado a una cisterna para que muriera de hambre. Pablo y Silas fueron azotados con varas y puestos en el calabozo más profundo de la cárcel y sus pies colocados en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces vino un terremoto que sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas fueron abiertas. Este es el clamor de nuestro salmista.

Observemos el contexto de este salmo. Clamó al Señor pidiendo misericordia (1). Expuso su queja y manifestó su angustia (2). Su espíritu estaba angustiado dentro de él, le habían puesto lazo (3). No había nadie a su lado para socorrerle y cuidar su vida (4). Entonces clamó al Señor diciendo: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo (5,6). Verdaderamente vivía atrapado. Su alma estaba en la cárcel y pidió al Señor ser librado de ella para poder alabarle.

Hay muchos tipos de cárceles que impiden nuestra alabanza y gratitud. El temor es la más común. El temor de hombres y la esclavitud que produce siempre es uno de los motivos de quedar atenazados para neutralizar nuestra expresión de júbilo y gozo delante del Señor. Pablo y Silas lo rompieron y hubo salvación en la misma cárcel de Filipos. José fue puesto como gobernador de Egipto. Jeremías finalmente fue librado de la cisterna para seguir exhortando al pueblo rebelde y una generación bajo el juicio de Dios. Nuestro hombre concluye que le rodearán los justos porque el Señor le será propicio. Jesús es nuestra propiciación para quedar libres de pecado y adorarle en libertad. Dios le ha puesto como propiciación para manifestar su justicia, y por la fe en su sangre pasar por alto nuestros pecados para adorarle (Ro.3:25).

         Nuestra alma necesita salir de la cárcel, o que la cárcel salga de nosotros, para alabar su nombre y darle gracias.

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