289 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (II) – Desde Sion (8) – Lo que brota de Sion (a)

Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así YHVH el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones (Isaías 61:11) Por cuanto YHVH habrá edificado a Sion y en su gloria será visto; habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos (Salmos 102:16,17)

Lo que brota de Sion (a)

Estamos viendo los principales eventos que tienen lugar en la era mesiánica. Hemos iniciado nuestro recorrido, como no podía ser de otro modo, con la llegada del Rey. Todo tiene su origen en la llegada del Rey a Sion. En ese lugar establece su trono para reinar y juzgar a las naciones. Además edificará el templo, eje central de la adoración al único Dios, el Dios de Israel, de donde brotará su bendición para todos los pueblos una vez han sido juzgados y establecido su reino.

Todo buen árbol da buenos frutos. Yeshúa es el buen árbol a cuya sombra encuentran cobijo todos los habitantes de la tierra. Él es el árbol verde (Lc.23:31). También podemos ver en el árbol de la vida una simbología con aquel que es el Autor de la vida, la vida misma, y el fruto que produce el árbol de la vida es sanidad para todas las naciones (Apc.22:2). En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. En él estamos completos, porque en él habita toda la plenitud de la Deidad. Yeshúa es la plenitud de Dios, y de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn.1:4,16). Su gloria será vista en Sion. Y desde allí brotará su fruto para que todas las familias y naciones de la tierra sean bendecidas según la promesa y los pactos hechos con Abraham y David.

Estamos ante el carácter de Dios. El-Shaddai. En este nombre nos encontramos con el Todopoderoso, el Omnipotente, el que nutre y da poder como el pecho materno, el que sustenta todas las cosas, el que fortalece porque es todo-suficiente, y satisface al alma cansada, y saciará a toda alma entristecida (Jer.31:25). La Escritura deja constancia una y otra vez de la fuente de donde emana la bendición del Eterno.

Llegados a este punto, vamos a relacionar algunas de esas bendiciones que se administrarán desde el lugar de su morada en la era mesiánica, y cuyas primicias ya podemos experimentar hoy mediante el evangelio y la vida en el Espíritu. Tenemos las primicias; y llegaremos al reino mesiánico a un nivel de vida abundante nunca visto en la tierra, alcanzando la plenitud en el reino eterno.

Veamos. Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y llamarán a Sion Ciudad Deseada, no desamparada (Is.62:11). Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá límites (Is.9:6,7). Una era de paz y bienestar mundial. En ese tiempo juntará la coja y recogerá la descarriada, y YHVH reinará sobre ellos en el monte Sion para siempre (Miq.4:6-8). Ordenará que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado (no habrá depresión) (Is.61:3). Juntará y apacentará el Señor a sus ovejas en su propia tierra. Quitará de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, durmiendo en los bosques; estarán sobre su tierra con seguridad (Ez.34:13, 25, 27). Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente (Miq.4:4).

La edificación de Sion desprende un fruto glorioso para sus moradores. La misericordia y la verdad se encuentran en ella; la justicia y la paz se besan (Sal.85:10). La verdad brotará haciendo libres a sus moradores; y la justicia mirará desde los cielos (Sal.85:11). Esa justicia predominante hará brotar alabanza delante de todas las naciones (Is.61:11). Por cuanto YHVH habrá edificado a Sion y en su gloria será visto (Sal.102:16).

Una alabanza ungida llenará de su presencia el clima espiritual; como está escrito: Tú que habitas entre las alabanzas de Israel (Sal.22:3). El tabernáculo caído de David será levantado (Amós 9:11); una restauración que nos recuerda los días de la generación de David y las manifestaciones de adoración y exaltación ungidas que predominaron en su reinado. Los muros de Sion serán llamados Salvación, y sus puertas Alabanza (Is.60:18).

El Señor será Rey grande sobra toda la tierra, por ello el salmista exclama: Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey sobre toda la tierra; cantad con inteligencia. Reinó Dios sobre las naciones; se sentó Dios sobre su santo trono (Sal.47:2,6,7,8). La voz del profeta Sofonías nos impulsa también a una alabanza explosiva, libertadora, sin tibieza: Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. YHVH ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; YHVH es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal… YHVH está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos (Sof.3:14-17).

La tierra será llena de la gloria del Señor, su alabanza estará de continuo en la boca de los redimidos. El Señor será exaltado entre las naciones; y enaltecido en la tierra (Sal.46:10). Es la era mesiánica en la tierra, no en el cielo, en una tierra regenerada, en transición hacia el estado eterno. En nuestros días los redimidos del Señor adoramos y le damos gracias mediante fe y obediencia, por amor, mirando la redención futura. La alabanza no es un relleno para completar los cultos; es el centro de nuestro servicio porque la adoración en espíritu y verdad levanta el trono de Dios en medio nuestro.

 

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