2 – LA REDENCIÓN – Sin pecado no se necesita redención

La locura de la cruzSin pecado no se necesita redención

Pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado (Romanos 5:13 RV60)

La redención es consecuencia de una condena. Si no ha habido condena no es necesaria redención de la pena. Esto lo saben muy bien los que han pasado por la cárcel. Redimir condena es acortar el tiempo de privación de libertad. Cumplir la condena en su totalidad significa poder salir en libertad, el pago está realizado.

La redención que ha hecho Jesús a favor de los hombres es completa, alcanza para toda la condena recibida. Pero si hay condena es porque antes ha habido un delito, y si hay delito es porque se ha transgredido una ley, y si hay una ley es porque existe una naturaleza pecaminosa que la necesita para limitar sus efectos. Es la naturaleza de pecado, el resultado de la caída. Hemos heredado una naturaleza de pecado que nos inclina al mal, nos puede, nos esclaviza, por tanto, necesitamos redención de la esclavitud del pecado, es decir, la naturaleza que nos domina e impide hacer la voluntad de Dios.

Si el hombre excluye de su pensamiento la realidad del pecado y lo enmascara con argumentos filosóficos y elucubraciones diversas, nunca verá la necesidad de un Redentor, un Libertador, un Salvador.

La doctrina del pecado es fundamental para el anuncio del evangelio, sin ella no hay de qué redimir, por tanto, el evangelio se convierte en un mensaje agradable para vivir de la mejor forma posible, sacar provecho al beneplácito de Dios sin pretender la regeneración y el cambio de naturaleza. Este ha sido y es el intento continuado de todas las religiones alejadas de la revelación de Dios. Este evangelio se predica en muchas iglesias hoy. Es un mensaje popular, dirigido al hombre caído para ayudarle a vivir bien pero sin llevarlo a la muerte completa para poder resucitar en novedad de vida. Para esto último necesitamos la redención de Jesús.

Nuestro mensaje ha quedado diluido ofreciendo principios y métodos para poner parches a una naturaleza que solo tiene un destino: la muerte. Sin muerte no ha redención. El pecado nos ha conducido a la muerte, la separación de Dios. La paga del pecado es muerte. Nuestro Redentor tenía que participar de la muerte, a causa del pecado del hombre, para librar a todos los que por el temor a la muerte estaban toda la vida sujetos a servidumbre. Nacemos muertos por causa del pecado. Necesitamos redención de la muerte y del pecado que nos tiene atados a una forma de vida alejada de Dios.

         Si obviamos el pecado, (la naturaleza caída del hombre), la redención viene a ser una opción en lugar de la liberación que necesitamos como cuestión de vida o muerte.               

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