No glorificaron a Dios – Nimrod en Babel (1)
Y Cus engendró a Nimrod, primer prepotente en la tierra. Este era intrépido cazador enfrentado a Adonai Elohim. Por esto se dice: Como Nimrod, intrépido cazador enfrentado a Adonai. El principio de su reinado fue Babilonia, Erec, Acad y Calne, en tierra de Sinar (Génesis 10:8-10 BTX IV Edición).
Finalmente el juicio se consumó en los días de Noé. La tierra fue depurada. Toda aquella generación destruida. Un nuevo amanecer tuvo lugar. El arco iris sellaría el pacto noélico para que las nuevas generaciones anduvieran en el temor de Dios evitando nuevos juicios y destrucciones innecesarias. De una familia con sus tres hijos: Sem, Cam y Jafet, con sus respectivas mujeres, surgirían todas las naciones de la tierra; una tierra transformada por el agua, y que por el agua subsiste (2 Pedro 3:5). Esa agua significó para algunos juicios y destrucción, para la familia de Noé salvación. Fueron salvados por el agua, como figura del bautismo en la identificación con el Mesías en su muerte y resurrección (1 Pedro 3:18-22) (Romanos 6:3,4).
La misma cruz de Jesús es condenación para unos y salvación para otros. Hoy es día de salvación. Mirar a la cruz, pasar por ella, mediante la muerte al pecado saliendo en novedad de vida mediante la resurrección. La puerta del arca está aún abierta, podemos entrar y escapar del juicio venidero; o burlarnos de ella, su oprobio y vituperio, quedando fuera bajo la ira justa de Dios.
Pues bien, las nuevas generaciones recibieron un mandato de Dios: Fructificad, multiplicaos, y llenad la tierra (Génesis 9:1). Parecería que habían aprendido la importancia de obedecer a Dios siguiendo sus mandamientos, puesto que acababan de salir de un juicio terrible sobre toda la humanidad. Sin embargo, pronto se acomodaron al placer de las nuevas circunstancias, la gran provisión que el Señor les daba (Génesis 9:2,3), y la abundancia de la tierra que estaba delante de ellos. Comenzaron a multiplicarse; sus mujeres fueron fértiles en gran manera y pronto nacieron nuevos hijos e hijas.
Un nieto de Cam, por lo tanto, biznieto de Noé, llamado Nimrod, hijo de Cus, se rebeló contra el mandato del Señor estableciendo el primer gobierno mundial. En lugar de llenar la tierra se establecieron en la llanura de Sinar para «edificar una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre» (Génesis 11:2-4). Nimrod significa «rebelde», y lideró una gran rebelión contra el gobierno de Dios y su voluntad muy poco tiempo después del diluvio. Una vez más pronto se volvieron desobedientes al plan celestial levantando un pensamiento tan fuerte que convertido en obstinación les impediría desistir de la obra proyectada.
Una nueva generación, la de Nimrod, se levantó olvidando pronto el juicio reciente del diluvio para establecer su dominio universal en Sinar.