93 – Orando con el salmista

Orando con el salmista - PortadaPorque afligido y necesitado estoy, y mi corazón está herido dentro de mí [por mis acusadores vers.20]… Ayúdame, Señor, Dios mío, sálvame conforme a tu misericordia… Con mi boca daré abundantes gracias al Señor, y en medio de la multitud le alabaré. Porque El está a la diestra del pobre, para salvarlo de los que juzgan su alma  (Salmos 109:22,26,30,31).

         La aflicción del salmista, su necesidad y las heridas de su corazón son por causa de sus acusadores. Una palabra injusta, hiriente, de juicio, y el alma humana queda maltrecha. Mirar el contenido general de este salmo muestra con toda claridad la enseñanza de Santiago sobre el poder infernal de la lengua. La lengua es un fuego, un  mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida (Santiago 3:6). Nuestro hombre pide ayuda al Señor ante la manifestación de un enemigo implacable que usa la mala lengua como arma destructiva. Lo expresa en los siguientes términos: Contra mí han abierto su boca impía y engañosa, con lengua mentirosa han hablado contra mí. Me han rodeado también con palabras de odio, y sin causa han luchado contra mí. En pago de mi amor, obran como mis acusadores, pero yo oro (vers. 1-4). Después de hacer algunas declaraciones de retribución hacia sus enemigos, dice: Sea esta la paga del Señor para mis acusadores, y para los que hablan mal contra mi alma (vers. 20). Para terminar dando gracias al Señor porque es El quién le salva de los que juzgan su alma. Israel ha padecido y padece hoy el poder de la lengua mentirosa en los medios. No hay nación en el mundo más atacada por la mentira y el odio que el estado de Israel. Sin embargo, el Eterno lo ha bendecido. ¡Pensemos!

         Padre, guarda a Israel de la lengua perversa de aquellos que quieren destruirla. Líbranos en España del antisemitismo, en el nombre de Jesús. Amén.

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