EL REINO VENIDERO (42) – El Mesías recibido (16)

El reino venideroEl Mesías recibido (16)

Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él (Juan 12:19)

Cuando una mentira se repite una y otra vez parece instalarse en el ideario colectivo como verdad. Luego se entra en la fase de aceptarla como tal y en ese momento tenemos un concepto errado aceptado ampliamente como verídico, lo cual hará muy difícil derribar su falsedad para recuperar el mensaje verdadero. Este proceso se da en múltiples ocasiones a lo largo de la historia y en muy distintos ámbitos, pero uno de ellos que sufre gravemente su impacto es el religioso. Es lo que ha ocurrido con cierta teología cristiana en relación al rechazo del Mesías por parte de los judíos. Estamos viendo que no fue así.

Cuando Jesús entró en Jerusalén, grandes multitudes tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, clamando: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! (Juan 12:12,13). El impacto en la ciudad fue tan fuerte que los fariseos se asustaron creyendo mentiras como la de que vendrían los romanos y destruirían el templo y la nación (11:48). Argumento que años más tarde se cumpliría tal y como lo temieron, pero no por los motivos que creían, sino como parte del juicio que estaba anunciado sobre las artimañas que las autoridades tejieron para impedir el deseo mayoritario de las multitudes: aceptar que Jesús era el Mesías esperado. Esa percepción hizo entrar en pánico a las autoridades disponiendo sus corazones a la manipulación espiritual que el príncipe de este mundo había trazado para oponerse al plan de Dios. Todo un entramado que debemos situar en su debido orden para no caer en el engaño y el error.

El mundo –es una hipérbole− se va tras él, dijeron. En poco más de tres años de ministerio público Jesús había convulsionado la sociedad hebrea de su tiempo. Y no solo a ellos, sino a las regiones vecinas. Porque muchos de los samaritanos habían creído en él por la palabra que les había predicado (4:39-42). ¿Qué fue lo que creyeron? Que Jesús era el Salvador del mundo, el Mesías. También de Tiro, Sidón y Decápolis. Aunque Jesús dijo que había sido enviado especialmente a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 15:24). Y muchos en Israel creyeron en él. Este hecho desató una gran preocupación de las autoridades que activaron toda su influencia para frenar aquel tiempo profético oponiéndose y resistiendo la evidencia. Una de las decisiones tomadas fue que si alguno confesaba abiertamente que Jesús era el Mesías fuera expulsado de la sinagoga (Jn 9:22). Observa la similitud en la estrategia con nuestros días de pandemia covidiana.

         Debemos renovar nuestros pensamientos y reconocer que Jesús fue aceptado ampliamente como Mesías por los judíos del siglo I.

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