24 – LA REDENCIÓN – Constituidos justos

La locura de la cruzConstituidos justos

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos    (Romanos 5:19 LBLA)

Los redimidos hemos pasado de un régimen a otro, de una constitución a otra. Esa es la fuerza de la redención. El mismo Pablo dice que ahora debemos servir bajo el nuevo régimen del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (Rom.7:6). Cada régimen se establece sobre una constitución o leyes que debemos conocer. Un régimen tiránico tiene sus leyes, y por muy injustas que sean, el que las trasgrede experimenta las consecuencias.

Cuando vivimos atrapados en un dominio que impide la libertad de conciencia, las libertades individuales para escoger, o cualquier otro tipo de libertad, anhelamos escapar y ponernos bajo un régimen liberador que permita nuestro desarrollo humano en las mejores condiciones. Las naciones tienen una ley constitucional que gobierna y legisla la vida de sus ciudadanos. En el mundo espiritual tenemos algo parecido.

La constitución de pecadores vino al ser humano por la desobediencia de un hombre. Esa constitución formó nuestro carácter en una determinada dirección, lejos de Dios, apartados de la ley moral universal. Y como nuestra naturaleza fue constituida bajo parámetros de desobediencia, nuestra vida cotidiana vino a caracterizar una forma de vivir en rebeldía. La rebelión está en nuestro ADN después de la caída. Rebelión contra Dios y contra los hombres. Desobediencia a la ley de Dios y rebelión a las leyes de los hombres como forma de vida. Esa naturaleza nos impide escoger lo mejor. Nos constituimos en nuestro peor enemigo dado que nuestra propia naturaleza de pecado nos impide hacer lo que queremos. Dios, viendo nuestra condición, vino a rescatarnos a través de la redención de Jesús.

La cruz es un intercambio. En el árbol de la ciencia del bien y del mal fuimos constituidos pecadores, pero en el árbol –es la palabra hebrea para cruz− levantado en el Gólgota, donde Jesús fue colgado, recibimos una nueva constitución, una nueva naturaleza justa, por la justicia y obediencia del justo. Ese intercambio produce en nosotros una nueva creación, creada en justicia y santidad de la verdad. Una naturaleza justa. Un hombre nuevo. Hechos justicia de Dios en Cristo (2 Co.5:21). Esta nueva creación nos permite obedecer, vivir alejados del pecado, amar a Dios y el prójimo. Somos justos, por tanto, podemos hacer obras de justicia. La nueva constitución, el régimen del Espíritu, produce un hombre en libertad para obedecer y servir a la justicia.  Ese es el poder de la redención.

         Ahora vivimos bajo una nueva constitución que nos permite andar en la libertad de los hijos de Dios, amándole en toda nuestra manera de vivir.

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