151 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXVIII) – Isaías (24)

Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanza, oh montes; porque YHVH ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia… nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de ti están siempre tus muros (Isaías 49:13-16)

         En este capítulo el Señor promete la restauración de Sion una vez más. Trágicamente, muchas de estas promesas dadas a Israel se han trasladado a la iglesia, despojándolas de su contenido original. Cierta teología ha reemplazado a Sion por la iglesia y ha espiritualizado las promesas de los profetas dirigidas expresamente a Israel y Judá. Eso no quiere decir que la iglesia de Dios no está incluida en dichas promesas; debemos recordar que lo está por su fe en el Mesías de Israel, a través del cual somos injertados en los pactos y promesas dadas a Israel.

Hemos dicho antes que Sion tiene una doble vertiente, una física, focalizada en Jerusalén; y otra espiritual, identificada con la Jerusalén celestial. Ambas son complementarias, nunca divergentes. En todo caso, no debemos adaptar el mensaje bíblico al antojo de sistemas teológicos y hacer que cuadre en detrimento de la verdad expuesta. La restauración de Sion está anunciada, y se refiere claramente a la Sion terrenal.

Dios ha consolado a su pueblo. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas (49:10). Aunque la mujer se olvide del hijo de su vientre, el Señor nunca se olvidará de su pueblo (15). Está esculpido en las palmas de sus manos (17). Será ceñida como novia (18). La tierra que un día estuvo devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de sus moradores (19). Sus destruidores serán apartados lejos (19). El Señor extenderá su mano a las naciones y los pueblos, levantando bandera, para que traigan en brazos a sus hijos (22).

Todo el lenguaje tiene que ver con la restauración física de Israel en su tierra, tal y como anunciará el profeta Ezequiel más tarde, cuando verá aquel valle llenos de huesos secos que seran resucitados en un poderoso ejército. Podemos sacar lecciones espirituales de toda restauración, pero el sentido original del texto no deja lugar a dudas: la restauración es física, en la tierra; y es espiritual, cuando el Señor derrama su Espíritu sobre toda carne. Los judíos volverán a su tierra. Ya ha comenzado. Los días de la restauración están en marcha. Queda un día cuando sus enemigos serán derrotados y conocerán que YHVH es su Redentor, el Fuerte de Jacob (26).

         Una vez más se anuncia la restauración de Sion, los hijos de Israel regresando a su tierra y reconociendo al Fuerte de Jacob como su Redentor.

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