136 – El reino mesiánico

La vida en el EspírituLos profetas de Israel (XXIII) – Isaías (9)

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes, y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10)

         Puede ser que el apóstol Pablo estuviera pensando en este capítulo del profeta Isaías, o alguno similar, cuando anotó: Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza (Ro.15:4). Hay esperanza en el Dios de Israel. El mismo apóstol estaba sujeto a cadenas de cárcel por causa de la esperanza de Israel (Hch.28:20). Toda una paradoja.

Hay quienes se ponen nerviosos por el énfasis de la Escritura en Israel. Cierta teología ha producido un antídoto para este «veneno» y ha quitado al pueblo de las promesas de en medio para colocar a la iglesia. Es la llamada Teología del Reemplazo que tanto antisemitismo y dolor ha causado a lo largo de la Historia. Personalmente no siento ningún temor, puesto que la Escritura dice que nosotros, gentiles, hemos sido injertados (Rom. 11:24) en el buen olivo mediante el Mesías, por tanto, hemos sido hechos copartícipes de las promesas (Rom. 9:4,5) hechas a los padres (Rom. 15:8); coherederos (Ef. 3:6) juntamente con el mensaje de los profetas, porque todas las promesas de Dios son en él, sí, y en Cristo, Amén (2 Co.1:20). Los redimidos hemos sido hechos copartícipes, coherederos, conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (Ef.2:19).

Una vez más el profeta repara en la identidad de la raíz de Isaí, el descendiente de David, la simiente que había de venir, el Mesías de Israel. Cómo concuerda el profeta con el apóstol Juan cuando lloraba porque no había quien abriera el libro. Se le dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Ap.5:5). Y al final del libro, Jesús mismo le dijo: Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (22:16).

Mucho énfasis sobre el pueblo judío y su raíz, buscada por las gentes y naciones. La salvación viene de los judíos. La envidia es carcoma de los huesos y no tiene lugar en la soberanía de Dios. La iglesia del Dios vivo no debe entrar en el espíritu competitivo de este mundo. Hemos recibido el Espíritu de Dios para saber lo que Él nos ha concedido. Nuestra herencia está vinculada a las promesas hechas a Israel y su simiente. Somos copartícipes. Su reino será establecido en Jerusalén, y su habitación (Eretz Israel) será gloriosa.

         La raíz de Isaí (el Mesías) será puesta como estandarte a los pueblos en Jerusalén y buscada por todas las naciones en la tierra gloriosa.

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