119 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (VI) – Oseas (1)

En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura (Oseas 2:18)

         En aquel día (Amós). En aquel tiempo (Oseas). Una parte del mensaje de los profetas, especialmente el que tiene que ver con el futuro, se mueve en unos términos abstractos, indefinidos y en una dimensión que no siempre es fácil de interpretar. El mensaje de nuestros dos primeros profetas en los que estamos meditando acerca del reino mesiánico encontramos esta expresión que volveremos a ver, con otros matices, pero siempre apuntando a un periodo futuro, indeterminado, siempre distinto a las condiciones de vida actuales. Los cambios son notorios, espectaculares, lo cual no deja lugar a dudas de que estamos ante un tiempo posterior al estado de cosas que prevalecen en la actualidad.

En el pasaje que tenemos delante para meditar nos encontramos con un pacto hecho por Dios con las bestias del campo, las aves del cielo y las serpientes de la tierra para que su instinto depredador y asesino, procedente de la caída en pecado del hombre, quede neutralizado, regresando al estado anterior a la caída del hombre. Es decir, estamos ante un regreso a las condiciones de vida que prevalecían en el huerto de Edén.

Habrá una ausencia de violencia y guerra, porque el Señor ha quitado de la tierra arco y espada, lo cual conduce a un periodo de seguridad nunca antes visto. Te haré dormir segura. No se adiestrarán mas para la guerra. Es un reino de paz cuyas condiciones serán ampliadas por el profeta Isaías y otros más adelante. Por tanto, estamos ante unas formas de vida nunca vistas en la tierra desde que el pecado, introducido por el hombre, desordenó todas las cosas. El mundo material quedó afectado por el pecado del hombre. La naturaleza original y terrenal: bestias, aves y animales terrestres, así como la naturaleza del hombre, recibieron una transformación maligna que alteraron toda la creación.

El Señor anuncia ahora, mediante su profeta, un regreso a las condiciones anteriores, aunque con limitaciones. El milenio será un retorno limitado al paraíso perdido, puesto que aún el pecado y la muerte no habrán sido definitivamente erradicados; aunque el diablo estará atado y eso hará muy distinta la atmosfera y realidad espiritual. El Señor está hablando aquí a Israel como a una esposa infiel que vuelve a ser desposada y recuperada para su marido, el Hacedor, el cual le hará habitar segura.

         Hay un pacto pendiente de ser impulsado por el Señor en favor de Israel con las bestias, aves y serpientes de la tierra, así como desactivar la guerra.

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