Eventos principales (I) – El Rey que viene (5) – Un Rey para las naciones
He aquí vienen días, dice YHVH, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y éste será su nombre con el cual le llamarán: YHVH, justicia nuestra (Jeremías 23:5,6)
Un Rey para las naciones
El Rey que esperamos es también el Deseado de todas las naciones (Hag.2:7). Es la simiente de Abraham mediante el cual serán benditas todas las familias y naciones de la tierra (Gn.12:3). El propósito de Dios siempre ha sido alcanzar con su bendición a todos los que creen en su nombre, y esa bendición tiene un recorrido, como hemos visto, a través del hijo de la promesa (Isaac); y un pueblo (Israel); para que reciba al Mesías (Yeshúa) en la tierra que le fue prometida (Eretz Israel), y de allí salga la salvación a todas las naciones.
Así ha sido con el evangelio, desde Jerusalén a los confines de la tierra. Así será en su venida a Sion, desde Jerusalén serán bendecidas todas las naciones de la tierra. Por ello debemos colaborar en pro de Israel que ha rebrotado en su tierra en 1948, como anunciaron sus profetas, preparando el camino del Señor. Como está escrito: He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones… por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley (Isaías 42:1-4). Esto concuerda con el testimonio que dio el Padre en varias ocasiones, diciendo: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia, a él oíd (Mt.3:17; 17:5).
Sobre él reposa el Espíritu de YHVH para ministrar justicia en el poder de Dios, y quien lo suministra (Is.11:1-3) (Mt.12:15-21). Yeshúa es el soberano de los reyes de la tierra (Apc.1:5). Todos los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Mesías; y él reinará por los siglos de los siglos (Apc.11:15). El mismo Maestro lo anunció a los suyos poco antes de partir al cielo, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra (Mt.28:18). Un día toda rodilla se doblará voluntariamente ante él reconociendo su señorío y magnificencia; mirarán al que traspasaron; será reconocido por sus hermanos como lo fue José en Egipto.
Las naciones le adorarán. Tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria (Is.66:18). Vendrán todos a adorar delante de mí, dijo YHVH (Is.66:23). El centro de adoración mundial será Jerusalén, donde se asentará el trono de David. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento (Is.60:3). Aquí se superponen la Jerusalén terrenal y la celestial. Hay que complementar la profecía de Isaías 60 al 66 con Apocalipsis 21 y 22; junto con Zacarías 12 al 14. Lo veremos en el siguiente capítulo sobre Sion y Jerusalén.
Recordemos. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella [la desposada, la esposa del Cordero… la gran ciudad de Jerusalén Apc.21:10]; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella… y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella (Apc.21:24-26). O como dice el profeta Zacarías después que el Señor ponga sus pies en el monte de los Olivos, es decir, una vez que el Mesías-Rey haya venido: Y todos los sobrevivientes de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a YHVH de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los Tabernáculos (Zac.14:16). Ese tiempo no es otro que la era mesiánica.
El Rey viene a Jerusalén y las naciones le adorarán. Porque es el Rey de todas las naciones. Este mensaje fue anunciado por los apóstoles, recogiendo las palabras de los profetas. El apóstol de los gentiles vio en esta palabra una confirmación de su ministerio a todas las naciones. Lo expresó así: para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito… alegraos gentiles con su pueblo. Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles [las naciones]. Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir los gentiles [a las naciones, Biblia Textual]; y los gentiles [las naciones] esperarán en él (Rom.15:9-12).
La Escritura es confirmada por la misma Escritura, requerimiento básico de toda exégesis hermenéutica. Aquí debería recordar que una parte de la teología de la iglesia ha olvidado el contexto histórico-profético de las Escrituras, sacando a Israel de la escena, y poniendo a la iglesia como institución, en la llamada Teología del Reemplazo. Regresemos a la Escritura.