8 – DESPUÉS DE LA CAÍDA – El pecado trae peso y tristeza a Dios

Después de la caídaEl pecado del hombre trae peso y tristeza a Dios

Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal. Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón  (Génesis 6:5,6 LBLA)

El pecado se desarrolla rápidamente. Cuando los hombres pierden el temor de Dios se adentran con rapidez en una espiral de perversidad que no tiene límites. Puede ser manifestado en una sola persona, también en una familia, en una sociedad, nación o imperio. Hoy vivimos en un mundo globalizado y el pecado corre veloz y sin control por diversas vías.

Dios vio la maldad de los hombres, no escapó a sus ojos. Además puede ver la intención de los pensamientos del corazón. No solo cuando las obras se han ejecutado, sino cuando se están engendrando en el interior de la persona, cuando aún están ocultas a los demás hombres Dios ya las ha visto. Jesús es el que escudriña la mente y el corazón (Apc.2:23). La palabra de Dios tiene el potencial de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. El salmista nos dice: Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos… Aún antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda… Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; es muy elevado, no lo puedo alcanzar (Salmos 139:1-6). El Señor mira desde los cielos; El ve a todos los hijos de los hombres. Desde el lugar de su morada El observa a todos los habitantes de la tierra; El, que modela el corazón de cada uno de ellos; El, que todas las obras de ellos entiende (Salmos 33:13-15).

Sin embargo, los hombres seguimos auto-engañándonos pretendiendo escondernos de Dios. Poner en duda el conocimiento que Dios tiene de nosotros acelera una vida de pecado y desenfreno. Por su parte aquellos que viven bajo el temor de Dios, sabiendo que tendrán que dar cuenta de sus hechos, respetarán a su prójimo, y su nación alejará el justo juicio de Dios.

Este texto parece asombrar al mismo Señor. Es sorprendente el aumento de la maldad, la rapidez de su acción y las consecuencias que se derivan de ello. Por ello le pesó en su corazón haber hecho al hombre y sintió tristeza en su corazón. Una sociedad donde la maldad se multiplica y las leyes son contrarias a la voluntad de Dios, produce ausencia de amor verdadero, de respeto a los demás, de honradez para gestionar los bienes públicos, desprecio por la propiedad privada, en definitiva, decadencia y por tanto, dolor, no solo a Dios, sino al mismo hombre.

         La maldad acumulada del hombre le derrota en su peor versión y trae peso y tristeza al corazón de Dios.

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