El profeta Jeremías sobre Edom (I)
Por tanto, oíd el plan [«consejo» RV60] que el Señor ha trazado contra Edom, y los designios que ha decretado contra los habitantes de Temán… (Jeremías 49:20).
Los profetas de Israel hablaron de parte del Dios de Israel. Su palabra es eterna. Permanece en los cielos para siempre y es enviada a la tierra cumpliendo el propósito para el cuál ha sido enviada. Mucho del mensaje de los profetas era dirigido al pueblo de Israel, el pueblo del pacto y las promesas, pero también profetizaron sobre las naciones vecinas emitiendo sus juicios. No era el juicio del profeta, era y es el consejo decretado en el trono de Dios. Ese consejo tiene que ver en muchos casos con un juicio decretado sobre diversas naciones y pueblos.
En este capítulo del profeta Jeremías hay un juicio sobre el pueblo de Edom, es decir, Esaú, o el monte Seir. La profecía bíblica, en sentido general, contiene al menos dos dimensiones de interpretación, una literal y física que no debemos olvidar, y otra espiritual que tiene un alcance más amplio, aunque en ningún caso se opone la una a la otra, sino que se complementan.
En el tema que estamos tratando no debemos ignorar el sentido literal de la profecía, aunque vayamos más allá y veamos en la analogía de Jacob y Esaú un conflicto interno que surge en el mismo seno familiar. Dicho esto, debemos saber que Dios decretó un juicio sobre Edom y las ciudades más importantes de su territorio como eran Temán, Dedán y Bosra. Me paro sobre la de Temán porque era reconocida como una ciudad con habitantes sabios, aunque en este tiempo habían perdido la sabiduría. ¿No hay sabiduría en Temán? ¿Se ha perdido el consejo de los prudentes? ¿Se ha corrompido su sabiduría? (Jer. 49:7). Precisamente uno de los «amigos» de Job (Elifaz temanita) venía de esta ciudad (Job 2:11).
Pues bien, esta sabiduría carnal, procedente de los descendientes de Esaú, tiene un alcance temporal y perecedero. La sabiduría de Temán termina en soberbia humana opuesta a Dios. Es terrenal, natural y diabólica, está llena de celos y ambición personal, y miente contra la verdad (Stg. 3:13-16). Por su parte la sabiduría que viene de lo alto es primeramente pura, pacífica, amable, llena de misericordia y buenos frutos (Stg. 2:17). Sobre Edom pende un juicio decretado que alcanza a todas sus ciudades.
Hay dos consejos opuestos entre sí, uno proviene de Esaú y su naturaleza; el otro es decretado por Dios desde su trono. Estos dos se oponen entre sí y debemos saber escoger.