Siempre aprendiendo sin conocer la verdad
Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque (mujeres débiles NVI)… siempre están aprendiendo, y nunca llegan al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:1, 2, 6,7).
En los textos que nos ocupan ahora hay un giro que debemos entender. El apóstol sigue hablando de estos hombres sin escrúpulos que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Y luego dice de estas mujeres, que es el texto que nos ocupa: Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Por supuesto que se puede aplicar también a los hombres, pero es curioso que Pablo exponga detalladamente algunas de las prácticas de estos hombres con apariencia de piedad. Ponen su mirada en personas fáciles de manipular. Entran en las casas con intereses espurios. Inducen a mujeres pecadoras, esclavas de diversas concupiscencias, con un entendimiento muy limitado, y les enseñan palabrerías difíciles de comprender pero que tienen apariencia de elocuencia y profundidad.
Siempre es más fácil manipular a los ignorantes que a los que piensan y están formados. Hacen un sinfín de cursillos, están atadas a actividades eclesiásticas de todo tipo pero la verdad no forma parte de ellas. Podemos estar aprendiendo muchas cosas superfluas y vivir alejados de la verdad. Podemos vivir engañados creyendo que sabemos algo cuando en realidad no sabemos nada como debemos saberlo. Es una enseñanza que no transforma nuestra vida. Hay muchos evangelios falsos que mantienen ocupadas a millones de personas y sin embargo viven tan alejados de la verdad. Hay tantos creyentes corriendo de conferencia en conferencia, de maestro en maestro, y nunca son transformados. La verdad parece eludirles.
La respuesta está en el verdadero evangelio. Jesús dijo a los que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn.8:31-32). La verdad es Jesús. Si tenemos a Jesús tenemos la verdad en nuestros corazones. Toda nuestra vida, unida a él, será un descubrimiento de la plenitud que hay en Jesús. La voluntad de Dios es que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2:4). El Mesías ha venido lleno de gracia y de verdad (Jn.1:14) para que tomemos de su plenitud; porque la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo (Jn.1:16-17). No se trata de infinidad de estudios, ni de gnosis (conocimiento) oculta, sino de la revelación de Jesucristo en su palabra y por Su Espíritu.