2 – DESPUÉS DE LA CAÍDA – La entrada del pecado en el mundo

Después de la caídaLa entrada del pecado en el mundo

Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron  (Romanos 5:12)

En una serie anterior de nuestro tema vimos que el mal es pre-adámico, apareció antes de la creación del hombre y la tierra. Vimos la lucha cósmica que tuvo lugar en alguno de los lugares celestiales. El ángel caído fue lleno de iniquidad y su naturaleza transformada en Satanás, el adversario de Dios. El mundo que Dios creó estaba libre de esa naturaleza, por tanto, necesitaba de una puerta de entrada para invadir el ámbito terrenal, donde Dios había puesto al hombre y la mujer.

Esa puerta de entrada necesariamente debía ser el hombre, aquel que había recibido el dominio de la tierra para sojuzgarla y trabajarla. Satanás lo sabía, por ello trazó una estrategia para acceder, a través de la mujer, hasta el mismo corazón del «señor», o «mayordomo« que ejercía su autoridad bajo la soberanía de Dios. Si Satanás conseguía engañar al hombre e introducir su misma naturaleza rebelde en él, no solo lo apartaría de Dios, sino que usurparía el dominio que le había sido dado sobre la creación terrenal.

Habiendo conseguido engañar a Eva, mediante la astucia de la serpiente, quedaba un  paso para acceder a la cabeza de la mujer, el varón, y penetrar así en su dominio. El diablo dio un pequeño rodeo a través de la mujer, pero su estrategia era atrapar al hombre en su red y robarle la autoridad delegada que Dios le había dado sobre la creación. Por eso el apóstol Pablo nos dice que el pecado entró en el mundo por un hombre. La responsabilidad fue del hombre. Dios se la demandó.

El primer Adán dio entrada al pecado, produciendo la muerte, que significa separación de Dios, alejados de Dios —la muerte física vendría después como consecuencia irreversible del pecado, y la separación que ya se había producido, es decir, la muerte espiritual fue la primera consecuencia evidente de la caída— y por tanto, a merced del dominio del usurpador, Satanás. Así se iniciaba el imperio de la muerte.

El pecado se extendió a toda la descendencia de Adán, (porque todos heredaron su simiente contaminada ahora con la naturaleza del mal que ya existía en el diablo), y todos los hombres pecaron. El pecado y la muerte han pasado a todos los hombres. La paga del pecado es muerte. Necesitamos al postrer Adán, el Mesías y simiente de la mujer, que ha vencido el pecado y la muerte para poder regresar a la vida de Dios.

         El pecado entró en el mundo por un hombre, −somos responsables−, y por el pecado la muerte se extendió a todos los hombres.

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