La serpiente con su astucia engañó a Eva
Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal (Génesis 3:4-5)
A partir de esta meditación abandonamos el tiempo pre-adámico para centrarnos en los sucesos que tienen lugar en la tierra, el huerto donde Dios puso a Adán y Eva. Sin embargo, debemos tener siempre en cuenta que ambos mundos, el material y el espiritual están conectados, puesto que Dios es Espíritu y se comunica con el hombre en el mundo físico. A la misma vez, ya existía un mundo espiritual de tinieblas que tenía acceso a la habitación donde residía el ser humano (Hch. 17:26), y que ahora iba a tratar de ejercer su influencia sobre ellos.
En este contexto vemos a Satanás actuando solapadamente desde uno de los animales del huerto, la serpiente. Observemos su argumentación. Vemos una mezcla de verdades y mentiras. Por un lado dice: ciertamente no moriréis, contradiciendo lo que Dios había dicho: ciertamente morirás. Aquí tenemos la naturaleza de la rebelión presente desde el primer momento, rebelión contra la palabra de Dios. El padre de la mentira, y homicida desde el principio (Jn.8:44), presentando su naturaleza.
La consecuencia de la mentira lleva la muerte al hombre. Mentira y muerte en la misma naturaleza. Ambas unidas, inseparables. Sin embargo, nos parece que la mentira no tiene por qué tener resultados tan dramáticas, y mentimos «piadosamente» ignorando el resultado final: muerte.
La serpiente, después de lanzar una mentira para amortiguar el golpe, introdujo una verdad: serán abiertos vuestros ojos. Correcto, pero esconde las secuelas de la entrada a un mundo desconocido, el mundo de oscuridad, puesto que es un conocimiento que trasgrede la palabra de Dios y se adentra en el bien y el mal. Una dimensión desconocida para el hombre hasta ese momento, por tanto, un mundo esotérico que no controla, sino que le dominará.
A la misma vez, lo adereza con una persuasión atractiva: seréis como Dios. Iguales a Dios. Sin sometimiento. Rebelión. La misma actitud que Lucifer había tenido queriendo ocupar el trono de Dios. Satanás levantó una fortaleza en la mente de Eva a través de argumentos altivos y especulaciones contra el conocimiento de Dios que ya tenía (2 Co.10:4,5). De esta manera fue engañada mediante una argucia fascinadora y desviada de la palabra de verdad (2 Co.11:3).
La serpiente presentó a Eva una mezcla de argumentos basados en verdades y mentiras que la sedujeron y hechizaron con engaño.