EL REINO VENIDERO (33) – El Mesías recibido (7)

El reino venideroEl Mesías recibido (7)

Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábolas… Entonces toda la multitud de la región de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor… Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban (Lucas 8:4,37,40)

El Maestro aprovechó la reunión de multitud de judíos para enseñar por parábolas los misterios del reino de Dios. Venían de distintas ciudades de Israel lo que debe llevarnos a pensar con claridad sobre el impacto que tuvo la manifestación del Mesías en el pueblo de las promesas. Pero como en toda multitud pronto se manifiestan distintas posturas.

Tenemos en los textos que queremos meditar posiciones radicalmente opuestas en cuánto al ministerio libertador de Jesús. En la región de Gadara, situada en Decápolis, al otro lado del lago de Galilea, una ciudad habitada mayoritariamente por gentiles, —de allí la crianza de cerdos—; el Hijo del Hombre que había sido ungido por Dios y anduvo haciendo bienes, sanando a todos los oprimidos por el diablo, puso en libertad a un endemoniado especialmente violento. Este hombre tenía aterrorizada a la población por un tiempo, paradójicamente, una vez liberado y puesto en su sano juicio, aquellos mismos habitantes que vivían amenazados por el temor, viendo peligrar su negocio, rogaron a Jesús que se marchase de su comarca. El Maestro entró en la barca y regresó.

Justo al otro lado del lago, solo unos kilómetros más allá, otra multitud le recibió; en esta ocasión con gozo y expectativa. «Le recibió la multitud con gozo, porque todos le esperaban». Tenemos aquí un ejemplo de las distintas sociedades donde penetra el evangelio. Unos, a pesar de recibir el impacto de su ministerio liberador, se oponen a él; mientras que en otros lugares, tal vez cerca geográficamente, el mensaje de las buenas nuevas es recibido con gozo y esperanza. Estamos ante el misterio del carácter de las multitudes.

Hoy nos encontramos con naciones cerradas a la predicación del evangelio aunque en sus constituciones esté permitida la libertad de culto; mientras que en otras donde hay mayor oposición a su mensaje las personas tienen un corazón abierto al arrepentimiento. Mientras tanto, la multitud apretaba y oprimía a Jesús en su camino a la casa de Jairo, y en medio de esa realidad una mujer vino para tocarle y quedar sana de su azote de sangre. Jesús estaba rodeado de multitudes que buscaban la manera de tocarle con fe para ser bendecidos en el área de su necesidad. La mayor de ellas: reconciliarse con Dios.

         El carácter de las multitudes puede variar de unas a otras. También pueden ser fácilmente manipuladas. Jesús se mueve en medio de ellas.

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