69 – LA VIDA EN EL ESPÍRITU – Tras las experiencias avance del reino

La vida en el Espíritu - MeditacionesDespués de las experiencias el avance del reino

Pasadas estas cosas, Pablo decidió en el espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, debo visitar también Roma (Hechos 19:21).

«Pasadas estas cosas». ¿Qué cosas? Todo lo que había acontecido después de las experiencias de aquellos discípulos en Éfeso. Me llama la atención el orden en que aparecen los sucesos en este capítulo 19. Veamos. Pablo trabajaba en primer lugar con discípulos que ya tenían cierto recorrido en el Camino. Les transmitía lo que les faltaba, la llenura del Espíritu, y a partir de ahí se va desarrollando un despliegue evangelístico impresionante que llegará a toda Asia Menor partiendo desde Éfeso.

Pablo entró en la sinagoga, como era su costumbre (v.8), y durante tres meses habló denodadamente, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del Camino. En esa tesitura, Pablo no discute más, toma a los discípulos y se marcha a un local de alquiler donde un maestro de retórica (Tiranno) daba clases en las mejores horas del día, (en Éfeso hacía un calor sofocante a partir del mediodía y el trabajo de enseñar en esas condiciones se hacía insoportable), y el resto del tiempo lo alquilaba a Pablo para que enseñara a los discípulos. Esto duró dos años. Podíamos decir que era la Escuela Bíblica de Pablo en Éfeso. Sus clases no fueron solo teoría, si no que los discípulos salieron a predicar el evangelio, de tal forma que todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos (v.10). A la vez Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo (11). Algunos quisieron imitarlo (siempre hay imitadores sin autoridad) y se expusieron al ridículo queriendo tener la unción que no tenían (v.13-16). La verdad fue expuesta de tal forma que los impostores quedaron avergonzados; esto lo supieron los habitantes de Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado (v.17). También muchos de los que habían practicado la magia se apartaron de ella dando testimonio de su fe quemando los libros (v.18-19).

Y concluye el texto con estas palabras que resumen lo ocurrido en aquel lugar: Así crecía poderosamente y prevalecía la palabra del Señor (v.20). Pensemos. No se construyó un edificio ministerial para exaltar al gran apóstol Pablo. No. Ni siquiera el apóstol se aferró al lugar, sino que decidió en el espíritu (con minúscula, su propio espíritu en comunión con el Espíritu Santo) ir a Jerusalén y alcanzar luego Roma. Esto significaba gran oposición, sin embargo, siguió el plan de Dios dejando a los discípulos en Éfeso.

         Lo ocurrido en Éfeso es un modelo para todos los discípulos del Señor.

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